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La desestabilización

La calma pareció llegar. Pero obviamente es muy débil, como la administración del malargüino, que, si bien ha comenzado a hacer algunos esfuerzos para mostrarse sin fisuras, se sabe que gabinete adentro la situación es bastante turbulenta.

- A ver, si vos querés, me reúno con los presidentes de los bloques y los tranquilizo. Si es necesario, armá la reunión ya mismo.
- ¡No Mario, para nada! No hace falta, che. Además, los estamos agrandando demasiado. Después andan diciendo que sólo por ellos (la oposición) la gobernabilidad está asegurada. Además, te digo una cosa: el peronismo jamás se va del Gobierno.

La charla tuvo como protagonistas al diputado peronista y presidente del bloque, Carlos Bianchinelli, y al ministro de Gobierno, Mario Adaro, ayer en horas de la mañana y por teléfono. Adaro había escuchado a Bianchinelli decirle al periodismo que la gobernabilidad no corre peligro y que Celso Jaque nunca ha estado más tranquilo y seguro gestionando como por estas horas.

Desde hace una semana que se vienen advirtiendo, a fuerza de evidencia clara y contundente, resquebrajamientos en el sistema institucional de la provincia. El ambiente ha propiciado que parte de la oposición se lanzara desbocada contra una inmutable gestión jaquista, frente a las sorprendentes filas del oficialismo -con algunas excepciones- que parecieron alentar embestidas con fuerte olor y color destituyente.

Fue una semana compleja en ese sentido, quizás la más frágil para el sistema político mendocino desde que Jaque gobierna la provincia. Rumores y versiones de todo tipo fueron alentando la siembra de un ambiente de inestabilidad, que algunos compararon con el 2001-2002 para darle cuerpo a un clima colectivo muy parecido al "que se vayan todos".

Alguien, en un rapto de lucidez, se dio cuenta del estado de fragilidad con el que el que está gobernando Jaque la provincia y, por eso, se dispuso que el secretario general de la Gobernación, Alejandro Cazabán, "bajara" a la Legislatura, el miércoles, para hablar de política con los diputados oficialistas que dicen sentirse espectadores privilegiados del show. La visita descomprimió la por demás tensa relación entre el Ejecutivo y la tropa de Jorge Tanús y Bianchinelli en Diputados. Y también pareció calmar la ansiedad de los intendentes, que escucharon de boca de sus diputados lo que ocurrió en ese encuentro, antes de que trascendiera por los medios. Aunque parezca de ciencia ficción, cuentan algunos que se sintieron por una vez importantes en el esquema de gobierno. Cuando los senadores peronistas, días atrás, se levantaron y se fueron de la sesión protestando por el aumento en la tarifa de OSM que el Gobierno pretende impulsar en breve, lo hicieron porque nadie les había adelantado que la empresa se intervendría, como sucedió, y mucho menos que se quería incrementar la tarifa. Con semejantes desajustes, no se puede gobernar en cierta armonía, es evidente.

El frente opositor, por su lado, ha mostrado sorprendentes fisuras y diferencias de criterio insoslayables que perturban su reordenamiento. Es claro que la pelea por la disolución del Confe cobista y su vuelta a la UCR tradicional, enfrentamiento que protagonizan Juan Carlos Jaliff, enrolado en la defensa férrea del partido, y Alfredo Cornejo, que busca su disolución, se reflejó en estos días críticos. A tal punto que jugaron con fuego. Los más exaltados avanzaron por juicios políticos contra las principales espadas del Gobierno y se cree que desde ese sector se alimentaron las versiones sobre pedidos de licencia para Jaque o hasta de renuncia, aventurando que, de concretarse alguna de las alternativas, Cristian Racconto asumiría el control de la provincia para llamar a elecciones de inmediato. Un disparate.

La calma pareció llegar. Pero obviamente es muy débil, como la administración del malargüino, que, si bien ha comenzado a hacer algunos esfuerzos para mostrarse sin fisuras, se sabe que gabinete adentro la situación es bastante turbulenta. Mucho más con la investigación que lleva adelante el fiscal especial Eduardo Martearena, teniendo a tiro a los guardianes más fieles y únicos que tiene Jaque a su alrededor, como Raúl Leiva y el propio Cazabán. Con política, con movimientos, con encuentros más o menos amplios y no tan secretos y con un dejo de mayor apertura, estos hombres de Jaque pretenden apaciguar ese escándalo y sacarlo de los primeros planos mediáticos.

Por eso, se aceleró el armado y concreción del plan urdido en el cuarto piso para recuperar la iniciativa. Se trata de dar a luz una nueva línea en el peronismo devastado que incluya a la mayor cantidad de sectores que tiene el movimiento. Se quiere juntar la cabeza de los intendentes azules (Bermejo, Giménez, Righi), con los del Eje (Miranda, Abraham) e incluir a legisladores provinciales y hasta concejales, con intenciones y ánimo para sobrellevar la dura cuesta hacia arriba. El histórico quincho Panella, de la calle Alvear y Costanera de Godoy Cruz, que fue el reducto político por excelencia de la naranja de los 90, ha vuelto a ser visitado para este tipo de reuniones. Allí, en ese ámbito y con visitas al interior de Cazabán y compañía, comienza a discutirse la sucesión e inclusive nadie descarta llamar, hacia el final del proceso, al sanrafaelino Omar Félix, para sumarlo, si su proyecto político con José Luis Manzano, quien a su vez alienta a Julio Cobos, no prospera. A propósito de Manzano: el hombre, en sus visitas asiduas a Estado Unidos, habría tomado contacto con dos conocidos consultores y asesores de imagen para contratarlos y ponerlos a disposición del vicepresidente y su proyecto para el 2011.

Volviendo a Mendoza, Jaque tendrá problemas y estará obligado a sortear algunos planteos que ya están surgiendo con fuerza en la reconstrucción: que se aparte, que se haga a un costado y que garantice las condiciones para jugar.
Son pocos quienes mantienen al gobernador como emblema de esta cruzada, frente al embate de intendentes y funcionarios varios, pero esos pocos son los hombres más fuertes del gabinete: Cazabán y Leiva.

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