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Cachetazo doloroso

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El cobosrradicalismo parece haberse impuesto más por los errores del oficialismo que por los aciertos de la entente conformada por el partido del vicepresidente con la UCR, lo que de todas formas no le quita méritos a la campaña opositora que, logró meterse en lo más profundo del elector, aprovechando una coyuntura favorable en todo sentido.

Fue un cachetazo más doloroso que el esperado. La diferencia por la que el Frente Cívico se ha impuesto sobre los candidatos del oficialismo refleja el profundo malhumor de la gente por la marcha de las cosas. El voto a favor de "la gente de Cobos" es más bien un voto en contra del gobierno de Jaque y de los candidatos que propuso la administración.

El cobosrradicalismo parece haberse impuesto más por los errores del oficialismo que por los aciertos de la entente conformada por el partido del vicepresidente con la UCR, lo que de todas formas no le quita méritos a la campaña opositora que, logró meterse en lo más profundo del elector, aprovechando una coyuntura favorable en todo sentido.

Lo interesante es ver lo que viene de aquí en más, porque el resultado de ayer sepultó, con una sentencia abrumadora que impresiona, aquel contrapunto entre Jaque y la gente por la seguridad y los niveles delictivos de la provincia. Eso ya es una historia con un final que se conoció este domingo; una historia que acompañará al gobernador en su vida política, desde ya, pero que deberá leer bien el peronismo para los próximos dos años y medio. Lo que viene tiene que ver, en primer lugar, con Julio Cobos.

El vice está disfrutando de otro éxito electoral que lo reencuentra con el calor de la gente. Ayer mismo se convirtió en candidato a la presidencia. Sin embargo, debe tomar nota que Mendoza es un microclima y, como tal, debe salir de él rápidamente para incursionar en Buenos Aires. Es allí en donde tendrá que hundirse en el barro y pelear la primera magistratura ante adversarios que lo enfrentarán con todas las armas posibles junto a las trampas más sucias que se conozcan.

Ahora, el futuro lo coloca en la línea de sucesión del kirchnerismo. Estar a la altura de lo que pide la sociedad, que no es sólo decencia e institucionalidad, será su desafío mayor, y romper con el maleficio de los gobernantes radicales, en caso de que llegue.

Y lo otro que viene es un giro en el gobierno de Jaque. Un recambio ministerial seguido de un relanzamiento es lo que se impone de aquí en más y volver a concentrarse en gobernar despojado de la presión de elecciones por venir. El golpe fue duro. Debe despertar y reconstruir tramo a tramo el vínculo que se rompió de entrada y que se manifestó con rotunda claridad ayer.

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El lunes, la misma historia

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Es una mala noticia enterarnos, como lo debemos hacer aunque nos cueste encontrarnos con esa realidad, que un triunfo del Frente Cívico o del justicialismo o de los demócratas no cambiará el rumbo que tienen las cosas en Mendoza desde hace muchos años atrás.

Qué otro escenario más que un plato de ñoquis para el lunes 29 al mediodía. Ningún otro.
Luego del domingo, ni a Mendoza ni al país le pasarán nada y, en todo caso, ¿es esto último una buena noticia para el país y para nuestra provincia? Debería serlo, sin dudas, frente al cúmulo de visiones agoreras que algunos candidatos, protagonistas de la campaña electoral, se empeñaron en transmitir en sus comienzos, cuando se decía que si no se imponía uno o el otro, el caos se apoderaba del territorio. Nada de eso ocurrirá, desde ya. Pero que no pase nada es, en cierta medida, una mala noticia para el futuro de la provincia.
Es que el fenómeno electoral en el que estamos inmersos nos ha mostrado lo mismo en distintos envases. Los productos sólo cambiaron el envoltorio, la caja en la que se presentaron, invirtieron en el packaging para diferenciarse. Apostaron a lo más vistoso, o a lo calmo y previsible, y hasta se mostraron cancheros, con giros y guiños a un público determinado. Pero es una mala noticia enterarnos, como lo debemos hacer aunque nos cueste encontrarnos con esa realidad, que un triunfo del Frente Cívico o del justicialismo o de los demócratas no cambiará el rumbo que tienen las cosas en Mendoza desde hace muchos años atrás. En el país tampoco, hay que decirlo.
La política seguirá vacía y ausente como ha estado, porque ninguno de los candidatos de los partidos tradicionales parece tener el perfil y la altura necesaria como para hacerle producir un giro a la situación. Claro que al no estar en juego un cambio de gobierno, quizás pedir o reclamar que luego de una legislativa como la de este domingo se produzcan fenómenos excepcionales que hagan estremecer positivamente a la provincia, suene exagerado. No se trata de eso tampoco. Sin embargo, en la agenda de temas que nos mostraron los seis principales candidatos de los partidos tradicionales faltó la visión estratégica sobre temas estructurales que deben ser abordados en algún momento.
El nuevo Congreso que alumbrará el resultado electoral debe tener sí o sí la capacidad de plantearse discusiones a fondo sobre el uso de la energía, la minería, el agro, la industria, es decir, sobre el futuro y el rol del país ahora y para dentro de diez o quince años, pero desde lo estratégico, y darse, quizás, el debate para alumbrar a quién o quiénes deberán liderar esos objetivos cuando se extinga el kirchnerismo, un proceso que ya se inició con la llegada de Cristina al poder y que podría acelerarse según el resultado de estas elecciones. Ese líder, ¿saldrá del grupo que forman Scioli, De Narváez, Reutemann, Cobos? Y en caso de que sea así, ¿son realmente ellos los capacitados para encabezar el proceso? Veamos. ¿El peronismo del postkirchnerismo alumbrará a un líder con esa visión y convicción, con la fuerza necesaria para calmar la voracidad que el propio movimiento tiene por el poder de caja, por el poder de influencia, por el poder de lobby, por el poder económico pero no tanto por ese tipo de poder que requieren las transformaciones que alguna vez tuvo, en sus orígenes?
Es una incógnita, en realidad. Si lo que viene después de los Kirchner, a la vista del 2011, está dentro de lo que el peronismo puede mostrar, el futuro es incierto y casi desalentador. De Narváez es peronismo también, por eso de que el peronismo se ha jactado de ser tan amplio y acogedor que allí conviven todos los que se dicen peronistas y nadie se los cuestiona. De Narváez es una cara de ese peronismo también, de ahí que el movimiento debe darse una nueva discusión y redefinir objetivos y perfil.
Tampoco la oposición a nivel nacional pareciera estar en condiciones de tomar esa brasa incandescente. En realidad, es un riesgo y un desafío, y también invertir años en estudios, programas, en el descubrimiento de proyectos que no darán ningún tipo de rédito en términos políticos como los que hoy se buscan. Ahí está Cobos. Un fenómeno de los medios, casi un producto de la fantasmática social argentina del momento, dicho en términos psicológicos, pero igual de real como de imaginario.
Cuánto de todos los desafíos urgentes a los que necesita hacer frente el país, como este de parir un plan estratégico sobre su lugar en América latina y en el mundo, puede surgir de un político como el mendocino, a quien literalmente le construyeron poder a su alrededor y quien lo hizo, esencialmente el establishment de la UCR, lo hizo aparentemente utilizando su figura para acceder, aunque más no sea, a la posibilidad de pelear por un lugar expectante desde donde saltar al poder real. Cobos tiene esa posibilidad encabezando la UCR. Pero hay que salir del microclima creado en Mendoza, en donde todo se muestra teñido por el frente que encabeza, ante un oficialismo de capa caída y dueño de un sinfín de errores y
desaciertos, para darse cuenta con claridad de que a esta alternativa opositora puede costarle llegar más de lo que se piensa. Hay que observar Buenos Aires, en donde se concentra 40 por ciento del volumen electoral del país. Es allí en donde tiene que ganar Cobos, es allí en donde tiene que caminar, es allí en donde ya debería haber empezado a construir y tejer el poder que necesita para acceder a la primera magistratura. El radicalismo, cuando accedió, lo hizo en circunstancias muy especiales del país. Tomando los últimos años: Alfonsín fue el hombre que la sociedad seleccionó para salir de la dictadura. Y Alfonsín era el hombre. De la Rúa fue el elegido en una circunstancia en la que la sociedad necesitaba volver a creer en la decencia luego del desastre provocado por el menemismo. De la Rúa no respondió, resultó ser el fiasco que los pibes de hoy devenidos en adultos mañana sólo reconocerán como el triste personaje de una programa de humor de la televisión.
El postkirchnerismo demanda un escenario particular para volver a crecer, para administrar los golpes de la crisis mundial, para hacerle frente al desempleo, al ingreso equitativo, a un nuevo esquema o sistema que cambie de plano la forma de redistribuir la renta petrolera vigente desde los 90, la renta del sector agropecuario y un perfil de país que priorice sus industrias y las proteja. ¿Será Cobos el elegido? Y, en ese caso, ¿podrá?
El pueblo hablará, y comenzará a hacerlo este domingo.

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Después del 2007, ¿alguien puede arriesgar el resultado?

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En una semana, los mendocinos volveremos a cultivar civilidad y a ejercer ciudadanía en todo sentido. Y cada uno sentirá que tiene en sus manos buena parte del futuro provincial en varios aspectos, tantos como los sueños, las vivencias y las expectativas del electorado.
Debería ser así.


Toda elección debe servir para extraer algo positivo, para tomar colectivamente, de ser posible, el néctar virtuoso que le permita a la sociedad nutrirse de lo bueno, de lo productivo, de las ideas justas y necesarias que nos lleven al crecimiento en todo sentido. Una vez cada dos años estamos frente a ese escenario.
Y en una semana, los mendocinos volveremos a cultivar civilidad y a ejercer ciudadanía en todo sentido. Y cada uno sentirá que tiene en sus manos buena parte del futuro provincial en varios aspectos, tantos como los sueños, las vivencias y las expectativas del electorado.
Debería ser así.
El problema es que la dirigencia política no lo ha entendido. La política tradicional leyó -como casi siempre ocurrió-, equivocadamente el momento, y por ende actuó en consecuencia. Al revés de lo sucedido en Buenos Aires y Capital Federal, en donde aparecieron los candidatos denominados "testimoniales", porque no asumirán las bancas en caso de imponerse, candidatos alimentados por el kirchnerismo, en Mendoza alumbramos los candidatos "virtuales": meros personajes deslucidos que optaron ser por otro u otros y no por sí mismos.
En realidad, el papel de figurantes que les cupo a los candidatos del oficialismo y del cobosrradicalismo sucedió por una razón y cuestión fundamental: ninguno pudo superar el protagónico que la misma gente les ordenó cumplir tanto a Celso Jaque como a Julio Cobos, los excluyentes hombres políticos del momento en la política mendocina. Y otro motivo, importante también, fue que ninguno de los contendientes quiso sobreponerse al lugar que les tocó en suerte. O quizás fueron elegidos sabiendo que no lo harían, lo que es más preocupante, por lo que viene.
Ambos políticos pusieron en juego todo su potencial pero en condiciones muy diferentes. A Jaque, por ejemplo, le tocó bailar con la indeseada de la fiesta, por mérito propio, pero también por una coyuntura que se empecinó en hacerle la vida imposible desde el vamos mismo de la gestión, en un hecho histórico que nunca se había dado en contra de un gobernante con tanta virulencia. La falta de luna de miel y los errores del comienzo, luego del sacudón de aquella promesa incumplida, signaron su futuro: cuesta arriba sin descanso portando una cruz demasiado pesada.
Cobos, como contrapartida, se vio en el mejor de los mundos: un escenario ideal, opositor por conveniencia personal, portador de una imagen sorprendentemente alta y viéndose seguro ganador del examen del 28, puso en juego la posibilidad de su candidatura presidencial siendo el mimado y casi estandarte del no oficialismo argentino, que ve en él la llave de entrada al fin del hegemonismo del matrimonio K.
Ambos se juegan, entonces, todo lo que hoy tienen. Jaque, de salir derrotado, es muy posible que deje de pertenecer al olimpo kirchnerista y ese sería el castigo postelectoral. Asunto que quizás, de concretarse, pueda transformarse en un hecho positivo, una especie de luz al final del túnel, la que podría hallar si reconsidera el rumbo. Tiene con qué hacerlo, a dos años y fracción de dejar el poder. Eso sí, las aguas se dividirían entre aquellos interesados en continuar en el poder para transformar y los que, como ahora, sólo pretenden permanecer en el manejo de la caja. Los dos bandos, esos dos estilos, están claramente identificados en el gobierno del malargüino.
Cobos, sin embargo, con todo para ganar, puede perderlo todo. Lo que tiene y lo que puede llegar a tener. Convencido de que debe triunfar en su provincia, aunque sea por un voto, el vicepresidente se concentró definitivamente en Mendoza. Sus socios nacionales le reclamaron en las últimas horas más atención, como lo hizo Elisa Carrió, que llegó a chicanearlo a través de los medios para que se permitiera sacar una foto con los candidatos del acuerdo cívico bonaerense.
Ambos utilizaron todas las armas a su disposición para esta contienda. Aunque a Jaque no se le permitió caminar con sus candidatos, igualmente virtuales como los de la oposición más fuerte, porque se entendió que la mala imagen que lo persigue como a su sombra misma, podría llegar a perjudicar las expectativas de los intendentes Adolfo Bermejo y Omar Félix. Esa directiva hasta parece que se engendró en Buenos Aires, en los despachos más cercanos a la presidenta Cristina Fernández y a los del ex presidente Néstor Kirchner. Y Jaque sucumbió, aunque nadie le impidió salir a intentar salvar algo de la ropa con un raid de inauguraciones que se extienden durante todo el fin de semana. Es que si pierden las elecciones, desde el oficialismo mirarán al malargüino como el responsable del derrumbe, a su imagen y a su gestión. Pero en caso de ganar, nadie le sacará el derecho de mostrarse como uno de los padres legítimos de la supuesta victoria, tan sorprendente como lo fue su acceso al poder, en octubre del 2007.

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Gran Mendoza, la Normandía del 28

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Todavía existe un cuarto de la gente, según las últimas mediciones de Enrique Bollati, que todavía navega en el desconocimiento y la indiferencia por los comicios.

La única característica clara de esta campaña electoral es que todo parece cambiar de un momento para el otro. Nadie puede afirmar hoy, a los días que faltan para el comicio del 28, cuál será el resultado de la legislativa y mucho menos prever qué le deparará a Mendoza y al país el reacomodamiento de piezas que tengamos desde el lunes 29.

Lo único que impera es la especulación en todo sentido: vagas ideas que van alimentando el inconsciente que cada uno pueda tener en función de sus propios intereses e impresiones políticas. Es decir que hay un escenario tan diverso que cada quien puede inferir cualquier cosa, a su gusto, sin que nadie pueda refutárselo. Eso se llama incertidumbre.

El punto es que todavía existe un cuarto de la gente, según las últimas mediciones de Enrique Bollati, que todavía navega en el desconocimiento y la indiferencia por los comicios. Ambos factores, el desconocimiento de los candidatos y la falta de interés por estas elecciones, determinan el escenario de la imprevisiblidad.

Sin embargo, en la intimidad de los partidos se van tomando decisiones a medida que van recibiendo el impacto de lo que hacen en plena campaña. Por ejemplo, el frente cívico del cobosradicalismo es el que emerge como el sector más ocupado, porque se juega tanto o más que el oficialismo. La nueva entente, con el vice Julio Cobos a la cabeza, ha comenzado a recibir informes que si bien le ratifican la preferencia de sus candidatos en la gente, la brecha que llevan no es tan amplia como pensaban y estimaban. Según Bollati, el frente va a la cabeza orillando el 30 por ciento de las adhesiones, mientras que el segundo en cuestión, el PD para este encuestador, se acerca a 28 por ciento, y el PJ, en ascenso, anda por el 24 por ciento. Los problemas que Cobos está teniendo en Buenos Aires, en donde sus supuestos aliados le han ametrallado las colectoras que había armado en aquella jungla, Buenos Aires, son producto de la falta de atención que el propio Cobos le da a ese distrito en su afán por dedicarse casi en exclusividad a garantizar el triunfo de sus candidatos en Mendoza. El riesgo es que se quede sin nada, sin Mendoza y sin presencia fuerte en el principal distrito del país. Por eso es que el centro de comando de Cobos analiza un cambio de estrategia, ante las sugerencias que le hacen para que salga del fango en el que se ha metido en  Mendoza. Esto es que, según le dicen a Cobos, el hecho de haber enfrentado en un casi cuerpo a cuerpo al gobernador Celso Jaque le trajo aparejado más daños que beneficios. Entienden que bajó un escalón al cruzarse con el propio Jaque, cuando debió haberse mantenido en la escala nacional, jugando en otra liga y no en una por el ascenso. Luego del entredicho público, Cobos no habría subido lo que esperaban, mientras que Jaque ni hizo subir ni tampoco bajar las adhesiones que hoy tiene el oficialismo. Hay varias explicaciones para este fenómeno: Jaque sigue teniendo mala imagen, pero parece circunscribirse sólo a él, sin afectar los movimientos de Bermejo o de Félix, las cabezas visibles para el Senado y para Diputados que ofrece el peronismo. Dicho de otra manera, lo de Jaque ya fue y sigue sufriendo su condena, pero el peronismo muestra otra vez su característica incombustible. Por eso sale Abraham de Guaymallén a hacer una apuesta fuerte sin ser candidato, por eso saldrá Miranda, desde Las Heras, a buscar y apuntalar el voto peronista que -entienden- terminará beneficiando a los candidatos del oficialismo y también, por ende, a Jaque.

Hay otro factor, además, que afecta a Cobos y a su frente. Un sector del radicalismo en ese frente interpreta que, de ganar cómodos el 28, quien se beneficiará será Cobos, por supuesto, pero también los hombres y mujeres que el propio Cobos alentó en las listas. Hay un cierto recelo hacia Laura Montero, porque, de salir victoriosa y por mucho margen, Cobos la impulsará como su candidata a la gobernación en el 2011, y para ese cargo hay varios que se anotan. ¿Entonces? Entonces hay que trabajar para ganar, claro, pero no por mucho margen. Increíble, pero esas cosas ocurren hoy dentro del frente político que tiene serias esperanzas de imponerse el 28.

También hay otros factores que pueden incidir afectando a Cobos y a sus socios de la UCR: en el histórico terruño radical, gobernado hoy por el cacique Fayad, se sigue de cerca el comportamiento de la militancia, mucha de ella con empleo en la Comuna. Y, sin que nadie haya podido ver o escuchar y mucho menos tener la evidencia de un papel firmado que lo pueda sostener, corre un rumor que le hiela la sangre a más de uno: que aquel a quien se lo vea batallando en las filas cobistas tiene un futuro negro, más si depende del nido de la calle 9 de Julio.

Mientras esto ocurre, mientras Cobos revisa su estrategia, los demócratas comienzan a vivir tiempos de ansiedad, porque se ven con chances. Y el oficialismo las alienta. Porque una de las conclusiones que por el momento tiene Bollati es que la irrupción violenta de Cobos en la campaña, en el mano a mano con Jaque, no sólo no lo hizo crecer en las encuestas, sino que impactó en la franja de indecisos determinando que un porcentaje de ese universo opte por el PD, que es el que, en definitiva, puede cosechar el desencanto que hay con el oficialismo, pero lo divide con el frente de Cobos. Por eso el peronismo ve con buenos ojos esa posibilidad: si tiene que crecer el PD, que lo haga, pero a costa del voto cobosradical, no a expensas del PJ.

Así las cosas, y a medida que nos acercamos a la fecha crucial, todo indica que, en un posible escenario de un triple empate, las fichas serán jugadas en el primer distrito electoral y en especial en Capital, Las Heras, Guaymallén. Es que hoy, y sólo por hoy, según números de Bollati, el segundo y el tercer distrito se anulan, porque en el Este (segundo distrito) el peronismo se impone por unos 16 puntos sobre el frente de Cobos. A su vez, en el Valle de Uco (tercer distrito), el frente gana por el mismo margen. Pero en el Sur (cuarto distrito), Sanz le va ganando la pulseada al peronista Félix por unos diez puntos -hay que aclarar que el PJ niega estos datos y dice que son ellos los que ganan-, por lo que todo desemboca en el oasis norte, en el Gran Mendoza, el territorio de la contienda por excelencia. Algo equivalente a lo que fue la Operación Overload, en la Segunda Guerra Mundial. Se verá.

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