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La ley de medios: cuando el árbol nos impide ver el bosque

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Hoy, el país está debatiendo una nueva ley de medios y servicios audiovisuales que nos coloca, a las actuales generaciones, en un momento histórico de cara al bicentenario y el futuro.

Un cuarto de siglo es mucho tiempo perdido para cualquier sociedad sin permitirse avanzar a fondo en la discusión de una de sus cuestiones estructurales básicas de organización, directamente vinculadas con su cultura, su tradición, su idiosincrasia, su estilo de vida, todo bajo un techo rector sólido que garantice el derecho a la multiplicidad de voces y la tolerancia, básicamente.

En realidad, para ser justo, la sociedad nunca renunció al debate, pero fracasó en la falta de un impulso fuerte y en la confianza sobre sus propias convicciones para que el poder político sustentara la discusión y la elevara al nivel de sus máximas prioridades para que el país estableciera las pautas mínimas de modo de garantizar el derecho universal de difundir y expresar ideas sin cortapisas.

Hoy, el país está debatiendo una nueva ley de medios y servicios audiovisuales que nos coloca, a las actuales generaciones, en un momento histórico de cara al bicentenario y el futuro.

Sin embargo, la aparición de este proyecto de ley se vició y tiñó desde el vamos con los intereses que surgen del feroz enfrentamiento entre el kirchnerismo gobernante y el grupo Clarín. La pelea desvió la atención sobre asuntos esenciales que deben ser debatidos y analizados en esta oportunidad: como la pluralidad, la independencia, la libertad y la posibilidad de subsistencia de los medios de comunicación, en especial, los del interior, que se hicieron a fuerza de inversiones genuinas y de cara a la sociedad que los ausculta y examina minuto a minuto.

Tan importante como la regulación de los grandes grupos, es adentrarse en el nuevo escenario que se les viene encima a las comunidades del interior, ajenas a casi todo lo que hoy se presenta en el centro neurálgico, económico y político del país.

La nueva ley que surja del debate que se inició ayer, debe replantearse en manos de quién debe recaer la autoridad de aplicación y control de todo lo nuevo que se establezca. Esa autoridad de aplicación no debería estar en manos del Gobierno, porque evidentemente desacredita todo lo bueno que pretende vender.

El proyecto tampoco debiese amenazar siquiera la libertad de expresión ni mucho menos permitir la posibilidad del ingreso de fantasmas cercanos, como la censura previa y la coacción disfrazada. Y es aquí en donde surgen las principales dudas del proyecto, visto desde la realidad local, por ejemplo.

Este proyecto amenaza claramente el equilibrio de medios que ha existido en Mendoza. Lo hace cuando no prevé cómo se regulará esa división en tercios que hace del espectro radioeléctrico. La ley reparte la propiedad de las licencias en un tercio para medios públicos de gestión privada (comerciales), un tercio para medios públicos de gestión estatal (Nación, Provincia, municipios) y un tercio para medios públicos de gestión privada sin fines de lucro, como organizaciones de la sociedad civil, fundaciones, entidades intermedias y demás (cooperativas, sindicatos, ONG, etcétera). Lo que se muestra como una herramienta horizontal y democrática, puede tornarse en nociva para la misma sociedad si no se establece claramente cómo subsistirán. La sospecha apunta directamente al uso de la publicidad oficial y su distribución, junto al mercado cada vez más escaso de los recursos que utiliza la publicidad comercial del campo privado.

Los medios estatales, por caso, ¿se financiarán con los recursos del propio Estado o lo harán intentando tomar esos recursos de la publicidad comercial? ¿Cuánto de todo este sistema a futuro atentará contra todos los medios, los de gestión estatal y la privada? ¿Un medio en manos de un sindicato, de una iglesia o de una cooperativa, tomará recursos del Estado, de los privados y de sus propios afiliados, fieles o asociados?

Un principio filosófico acertado como este -que pretende romper con el poder de los monopolios, que efectivamente han puesto bajo amenaza la pluralidad de voces en el país- puede dar lugar a otro tipo de protagonista en escena igual de monopólico y nocivo que lo que hoy se presenta como tal. La palabra sujeta, condicionada y supeditada a los recursos del Estado y concentrados en medios estatales, pero conducidos bajo la lógica de los intereses de una gestión de gobierno y no de los públicos, es una espada de Damocles que pende sobre la cabeza de los pueblos también. Es una amenaza que atenta, además, sobre la prensa libre que, sin ninguna duda, da cuerpo, sustenta y enriquece el sistema democrático.
Otro aspecto que en los conglomerados del interior genera muchas dudas es el de los contenidos.

La ley de medios impulsada por el gobierno establece 70 por ciento de producción local para radios y 60 por ciento para medios audiovisuales. La realidad indica que, en principio, tornaría inviable el cumplimiento de esta relación y, en caso de que se insistiera sin la posibilidad de un análisis de fondo, podrían desaparecer la mayoría de los canales de TV del interior imposibilitados de solventar estudios apropiados para producir los contenidos en la relación exigida.

Bajo el argumento que esa disposición aumentaría considerablemente la mano de obra cultural en la región, se esconde la amenaza que ocurra lo contrario: medios ahogados, en proceso de cierre y expulsando trabajadores. Estos puntos deben ser discutidos a fondo por parte de los legisladores de la provincia en el Parlamento nacional y sólo ellos pueden garantizar que se pongan bajo la lupa, porque en el fragor de la lucha que comenzó a darse, evidentemente otros aspectos de la ley, como el de la propiedad de los medios y la cantidad de licencias que se permitirán, dejarán de lado y ocultos estos puntos, tan importantes y trascendentes como los que se presentan de fondo.

El federalismo, la pluralidad de voces, la independencia y la libertad de expresión pueden verse afectados y seguramente lo estarán si los legisladores del interior, como los mendocinos, optan sólo por asumir alguno de los dos papeles protagónicos de la película, desconociendo la propia realidad de donde provienen.

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La calma que intranquiliza

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Los problemas siguen siendo los mismos y quizás más graves, y la política, sin elecciones a la vista por un buen tiempo, está obligada a ocuparse y a encontrar las soluciones más rápidas a los problemas más urgentes.

El mar embravecido se ha calmado. La tormenta se ha apaciguado, y todo indica que arranca un período de cierta estabilidad, aunque expectante. Los problemas siguen siendo los mismos y quizás más graves, y la política, sin elecciones a la vista por un buen tiempo, está obligada a ocuparse y a encontrar las soluciones más rápidas a los problemas más urgentes: la escasez de fondos hace peligrar hasta el pago de sueldos de los estatales, la provisión de insumos en los hospitales y la reactivación de la obra pública como generadora de empleo. Sin endeudamiento, nada de lo anterior podría cumplirse, por eso el pacto político no escrito ni firmado, pero consentido y acordado por la fuerza de la realidad, va en el camino para hacerle frente a la urgencia entre todos. El espanto los ha unido detrás del monstruo de la crisis financiera, agravada, claro está, por esa ignominia irresponsable que ha sido seguir indicadores estadísticos mentirosos. El país está en problemas, pero dentro de sus territorio no todas las provincias están igual de mal. San Luis no está en la situación de Mendoza y no es porque haya recibido más coparticipación en función de la cantidad de población. Al seguir un esquema de cálculo que ignoró la realidad, los resultados saltaron a la vista en Mendoza: un presupuesto mal calculado, sobre recursos que nunca existirían, en verdad. Hoy la provincia se debate entre todas las formas de endeudamiento que hay en el menú. No se habla de emitir alguna cuasimoneda, pero sólo por ahora. Córdoba y Buenos Aires están cerca de esa variable.
Y en los municipios andan igual de peor que en la provincia. Todos miran a Celso Jaque intentando que la provincia no les suelte la mano. De ahí la calma que se percibe, luego de los rumores destituyentes que circularon días atrás, alentados, por cierto, tanto por oficialistas como por opositores.
Los intendentes peronistas, por aquello de la falta de fondos y la necesidad imperiosa de conseguirlos, se alinearon. Se convencieron días atrás, cuando en una cruzada desembarcaron en algunos despachos oficiales y no tanto del poder central en Buenos Aires y se convencieron de la magnitud de la crisis. El encuentro quizás más hablado y comentado fue el que tuvo el sanrafaelino Omar Félix con Néstor Kirchner. Luego, cuando regresó, Félix echó a correr la decisión de apoyar a Jaque mientras discurran los apremios financieros. Dicen que Kirchner le describió con lujo de detalles el mapa político mendocino y quién es quién, incluso, con sus alineamientos políticos atados a los negocios empresariales. Kirchner sabe muy bien de eso y pocos pueden engañarlo y esconderle sus movimientos. Sabe muy bien que detrás de Félix está José Luis Manzano y que el sanrafaelino fue el único que ganó en la última elección y que pocos le tienen confianza. Pero así como lo tranquilizó respecto del auxilio financiero, le pidió también apoyo a Jaque. "Es el gobernador peronista y hay que bancarlo, después se verá cómo y por dónde se discute el poder, pero hoy hay que bancar esto", le sugirió, más o menos en esos términos, Kirchner.
Todos con Kirchner y todos con Jaque, esa es la línea a seguir por el peronismo mendocino en esta hora. El tiempo de los cónclaves y reuniones de catarsis y evaluación del resultado electoral ha pasado. No se hizo ya y es poco probable que se lleve adelante. No tiene mucho sentido. Se sabe que el gobierno está mal, que no repunta, que no tiene carisma y que la gente no lo quiere. Pero, hacia adentro, el propio Jaque parece estar cambiando de estrategia: se muestra un poco más permeable, más comunicativo, y compartiendo algunas decisiones.
La oposición también ha sosegado sus ímpetus de ir por todo. Si todo se desmadra, qué provincia heredarán en el 2011, a la luz de que todos imaginan un gobierno de distinto color político que el actual. La billetera, aunque con poco para repartir pero sí la única, marca el destino también de los intendentes opositores. Por qué pelearse con Jaque, si es quien hoy tiene la llave para ir al tarro y rascar el fondo buscando las monedas que necesitan para salir del atolladero.
La política anda en esas cosas, urgentes, a su limitado saber y entender. La gente parece estar en otras cosas. Ambos sectores, la política representada por "los políticos" y lo que se dice sociedad representada por "la gente", hace un buen tiempo que están divorciados, y los dos, a su vez, no están dispuesto a ocuparse de los asuntos de fondo: ni la política ni tampoco la gente.
¿Cómo es esto? Una serie de encuestas que Enrique Bollati viene realizando desde el 28 de junio a la fecha da cuenta de un panorama curioso. Los grandes temas están ausentes. Son esos que permitirían realizar reformas de fondo, estructurales, que derivarían en políticas de mejoras directas del bienestar social y calidad de vida. Pero no son identificadas como tales. Y, por ende, la política, que está al tanto de este fenómeno ni se involucra en ellos: "¿para qué, si la gente no quiere ni está dispuesta a que le hablen de estas cosas?", responden desde ahí.
Según Bollati, la gente no percibe la crisis en términos de terminal, como se nos presenta. Por ejemplo, se pide que bajen los impuestos y que no se detenga la obra pública, hoy casi una irracionalidad. La gente percibe como el principal problema de los argentinos la falta de diálogo del gobierno, como problema de gestión, y se identifica el empleo, la seguridad y la educación como sus más acuciantes asuntos a resolver. Pero no aparece en la agenda una reforma tributaria ni tampoco el trabajo en negro. Para la sociedad, no son un tema de preocupación las reservas petrolíferas, por ejemplo, que podrían terminarse en uno o dos períodos de gobierno más. Como la gente no quiere hablar de ello ni que le hablen, el político no lo incluye en su agenda.
El círculo vicioso se va alimentado así con otros ingredientes y nadie está dispuesto, o no puede, o no quiere romperlo. Y así vamos.

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Pavorosa sensación de vacío

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El problema está en el gen primigenio que le dio vida a este período, con Jaque al frente y con Alejandro Cazabán como el fiel y único escudero de una cruzada que ya está perdida para la inmensa mayoría de quienes comenzaron a desandar lo que había sido un sueño.

Sin un minuto de paz transcurre el gobierno de Celso Jaque. Una tortura infinita, un calvario. No hay caso. Ya no se trata de una cuestión de mala imagen, de falta gestión, de planes, de proyectos estratégicos, de la escasez de visión y autoridad política para alinear a la tropa luego de una debacle electoral que, si se analiza y mira fríamente, en un contexto justo, realista, no ha sido tan distinta a las que han sufrido otras gestiones anteriores. Tampoco parecen ser la causa de tanto mal las investigaciones y operaciones de todo tipo en contra de una administración con la intención de hacerla tambalear y poner en juego las instituciones, la gobernabilidad. Ya no es sólo eso. El problema está en el gen primigenio que le dio vida a este período, con Jaque al frente y con Alejandro Cazabán como el fiel y único escudero de una cruzada que ya está perdida para la inmensa mayoría de quienes comenzaron a desandar lo que había sido un sueño y que un día se les presentó real, en aquel inesperado octubre del 2007.

Como el gobernador no conduce, llamativamente, en el peronismo han optado por salvarse solos, todos. Todos, a excepción, está dicho, de Cazabán, quien morirá al lado de su señor, blandiendo la espada a troche y moche, viéndose a sí mismo como el rey Leónidas, en la batalla de las Termópilas, contra todos los que amenazan lo que está establecido, ordenado. Una batalla entre bárbaros y un puñado de incomprendidos bienintencionados, resistiendo en el casi épico escenario del cuarto piso del palacio.

Hay que hurgar bien profundo y en lo más recóndito para hallar las razones de por qué se está como se está, y lograr alguna explicación orientativa. Los intendentes piden en público y en privado alguna línea a seguir en medio de la crisis de plata que los afecta a todos. Al menos, así se los ve. Por caso, el último martes, el cacique peronista de Las Heras, Rubén Miranda, junto al radical de Tunuyán, Eduardo Giner, desde un programa de televisión, rogaron por un encuentro con Jaque para discutir la situación financiera. Ninguno fue convocado. Es más, Giner llamó a Hacienda el miércoles por una respuesta rápida a un endeudamiento crónico de Tunuyán por unos 4 millones de dólares que se los reclama el BID. "Nos dijeron que no tenían ninguna novedad, que se estaban ocupando de sus cosas y que, quizás la semana que viene, hablábamos", contó Giner. Como ese ejemplo, muchos.

Es un caso extraño. Los intendentes pidiendo reuniones por los medios, los ministros en medio de comedias que los enfrentan unos a otros en una situación cada vez más peligrosa y bochornosa, los sindicatos, que de por sí pierden poder día tras día porque también sufren la crisis dirigencial de la política, buscan armar lastimosamente espacios más o menos considerables por afuera y todos maltratando al Ejecutivo.

El clima, este ambiente caldeado pero muy raro, da para todo. Hasta para que circulen rumores de que será echado el ministro de Gobierno, Mario Adaro, porque asistió a un encuentro de 50 dirigentes gremiales de muy escasa incidencia, en donde se criticó con fiereza el rumbo de la administración peronista. O porque se le endilga el armado de un golpe contra Cazabán. Hoy es Adaro, pero antes fue Luis Böhm, el secretario de Turismo caído en desgracia. Otro caso curioso es este de Böhm. Fue nombrado allí como un premio a un joven inteligente, llamado a liderar las futuras huestes peronistas que crecerían al paso de la revolución Jaque y se está incendiando. En ese puesto -una beca invalorable para cualquier político con ambiciones de hacer una carrera, por lo menos, decorosa-, ya habían brillado los radicales Gabriel Fidel y Mariana Juri. Böhm cayó a un precipicio. Hoy es un paria en el actual esquema y muchos apuestan a que su carrera política se ha terminado, mezclado en el affaire de los Cadillacs. Una exageración, sin dudas. Pero eso pasa en el particular mundo del gobierno del malargüino.

Todo ha costado desde el vamos. Y una de las causas, además de las tantas dichas y enumeradas, es la falta de política que afecta a toda la dirigencia, a la oficialista y a la opositora. Y Mendoza no avanza.

¿No es notable, acaso, que cuando el gobierno se ha dispuesto a encarar una transformación de fondo, ha elegido el tema servicios -cosa que no está nada mal- pero desde una óptica extraña y poco clara? Allí están los casos del nuevo esquema regulatorio del sector eléctrico que emprendió con ínfulas Jaque, hasta que se descubrió una maniobra para favorecer a los controlantes de Edemsa y luego se volvió atrás, pagando un costo políticamente altísimo. La concesión de las áreas secundarias petroleras, en su momento, también dejó mucho que cuestionar, con un dictamen raro del fiscal de Estado que hoy está dejando ese órgano de control. Ahora, más cerca en el tiempo, una intervención de OSM que se presentó como una jugada fuerte para rescatar el servicio de agua y cloacas de un grupo de empresarios desaprensivos e irresponsables. ¿Pero si en verdad no es otra cosa que una maniobra oculta para ceder la empresa, saneada, en un par de años a estos u otros empresarios tan sospechosos y
desaprensivos como los que están? Esta pregunta sobrevuela el nivel de empleados calificados y no tanto que componen la empresa que hoy ha intervenido el Gobierno. Y hasta ahora, nadie ha podido responder con certeza y contundencia por qué se optó por la intervención, cuando se pudo haber hecho caer la concesión.

Se va otra semana esquizofrénica, con sensación a vacío de poder, anárquica, pero con una sociedad madura que los ve actuar a todos, incluso a la oposición cuyos miembros se entretienen haciéndose piquetes de ojos y zancadillas como parte de un estilo de hacer política de poca monta, rastrera. Esta oposición no encuentra eco en el gobierno, pero debe enterarse que, hasta ahora, es incapaz de mostrar un camino distinto más que el de haber sido un canal por donde hacer discurrir tanta bronca junta ante la ineficacia, el 28 de junio.

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La desestabilización

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La calma pareció llegar. Pero obviamente es muy débil, como la administración del malargüino, que, si bien ha comenzado a hacer algunos esfuerzos para mostrarse sin fisuras, se sabe que gabinete adentro la situación es bastante turbulenta.

- A ver, si vos querés, me reúno con los presidentes de los bloques y los tranquilizo. Si es necesario, armá la reunión ya mismo.
- ¡No Mario, para nada! No hace falta, che. Además, los estamos agrandando demasiado. Después andan diciendo que sólo por ellos (la oposición) la gobernabilidad está asegurada. Además, te digo una cosa: el peronismo jamás se va del Gobierno.

La charla tuvo como protagonistas al diputado peronista y presidente del bloque, Carlos Bianchinelli, y al ministro de Gobierno, Mario Adaro, ayer en horas de la mañana y por teléfono. Adaro había escuchado a Bianchinelli decirle al periodismo que la gobernabilidad no corre peligro y que Celso Jaque nunca ha estado más tranquilo y seguro gestionando como por estas horas.

Desde hace una semana que se vienen advirtiendo, a fuerza de evidencia clara y contundente, resquebrajamientos en el sistema institucional de la provincia. El ambiente ha propiciado que parte de la oposición se lanzara desbocada contra una inmutable gestión jaquista, frente a las sorprendentes filas del oficialismo -con algunas excepciones- que parecieron alentar embestidas con fuerte olor y color destituyente.

Fue una semana compleja en ese sentido, quizás la más frágil para el sistema político mendocino desde que Jaque gobierna la provincia. Rumores y versiones de todo tipo fueron alentando la siembra de un ambiente de inestabilidad, que algunos compararon con el 2001-2002 para darle cuerpo a un clima colectivo muy parecido al "que se vayan todos".

Alguien, en un rapto de lucidez, se dio cuenta del estado de fragilidad con el que el que está gobernando Jaque la provincia y, por eso, se dispuso que el secretario general de la Gobernación, Alejandro Cazabán, "bajara" a la Legislatura, el miércoles, para hablar de política con los diputados oficialistas que dicen sentirse espectadores privilegiados del show. La visita descomprimió la por demás tensa relación entre el Ejecutivo y la tropa de Jorge Tanús y Bianchinelli en Diputados. Y también pareció calmar la ansiedad de los intendentes, que escucharon de boca de sus diputados lo que ocurrió en ese encuentro, antes de que trascendiera por los medios. Aunque parezca de ciencia ficción, cuentan algunos que se sintieron por una vez importantes en el esquema de gobierno. Cuando los senadores peronistas, días atrás, se levantaron y se fueron de la sesión protestando por el aumento en la tarifa de OSM que el Gobierno pretende impulsar en breve, lo hicieron porque nadie les había adelantado que la empresa se intervendría, como sucedió, y mucho menos que se quería incrementar la tarifa. Con semejantes desajustes, no se puede gobernar en cierta armonía, es evidente.

El frente opositor, por su lado, ha mostrado sorprendentes fisuras y diferencias de criterio insoslayables que perturban su reordenamiento. Es claro que la pelea por la disolución del Confe cobista y su vuelta a la UCR tradicional, enfrentamiento que protagonizan Juan Carlos Jaliff, enrolado en la defensa férrea del partido, y Alfredo Cornejo, que busca su disolución, se reflejó en estos días críticos. A tal punto que jugaron con fuego. Los más exaltados avanzaron por juicios políticos contra las principales espadas del Gobierno y se cree que desde ese sector se alimentaron las versiones sobre pedidos de licencia para Jaque o hasta de renuncia, aventurando que, de concretarse alguna de las alternativas, Cristian Racconto asumiría el control de la provincia para llamar a elecciones de inmediato. Un disparate.

La calma pareció llegar. Pero obviamente es muy débil, como la administración del malargüino, que, si bien ha comenzado a hacer algunos esfuerzos para mostrarse sin fisuras, se sabe que gabinete adentro la situación es bastante turbulenta. Mucho más con la investigación que lleva adelante el fiscal especial Eduardo Martearena, teniendo a tiro a los guardianes más fieles y únicos que tiene Jaque a su alrededor, como Raúl Leiva y el propio Cazabán. Con política, con movimientos, con encuentros más o menos amplios y no tan secretos y con un dejo de mayor apertura, estos hombres de Jaque pretenden apaciguar ese escándalo y sacarlo de los primeros planos mediáticos.

Por eso, se aceleró el armado y concreción del plan urdido en el cuarto piso para recuperar la iniciativa. Se trata de dar a luz una nueva línea en el peronismo devastado que incluya a la mayor cantidad de sectores que tiene el movimiento. Se quiere juntar la cabeza de los intendentes azules (Bermejo, Giménez, Righi), con los del Eje (Miranda, Abraham) e incluir a legisladores provinciales y hasta concejales, con intenciones y ánimo para sobrellevar la dura cuesta hacia arriba. El histórico quincho Panella, de la calle Alvear y Costanera de Godoy Cruz, que fue el reducto político por excelencia de la naranja de los 90, ha vuelto a ser visitado para este tipo de reuniones. Allí, en ese ámbito y con visitas al interior de Cazabán y compañía, comienza a discutirse la sucesión e inclusive nadie descarta llamar, hacia el final del proceso, al sanrafaelino Omar Félix, para sumarlo, si su proyecto político con José Luis Manzano, quien a su vez alienta a Julio Cobos, no prospera. A propósito de Manzano: el hombre, en sus visitas asiduas a Estado Unidos, habría tomado contacto con dos conocidos consultores y asesores de imagen para contratarlos y ponerlos a disposición del vicepresidente y su proyecto para el 2011.

Volviendo a Mendoza, Jaque tendrá problemas y estará obligado a sortear algunos planteos que ya están surgiendo con fuerza en la reconstrucción: que se aparte, que se haga a un costado y que garantice las condiciones para jugar.
Son pocos quienes mantienen al gobernador como emblema de esta cruzada, frente al embate de intendentes y funcionarios varios, pero esos pocos son los hombres más fuertes del gabinete: Cazabán y Leiva.

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Locos, están jugando con fuego

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Todo está fuera de control, desmadrado. La política mendocina ha ingresado por un túnel con dirección hacia abajo, como en un tobogán y a una velocidad desenfrenada. No se piensa, no se analiza, no se prevé. Y la gobernabilidad de esta provincia es la primera que se verá en problemas; y la sociedad, en particular los menos oídos, los más afectados.


Todo está fuera de control, desmadrado. La política mendocina ha ingresado por un túnel con dirección hacia abajo, como en un tobogán y a una velocidad desenfrenada. No se piensa, no se analiza, no se prevé. Y la gobernabilidad de esta provincia es la primera que se verá en problemas; y la sociedad, en particular los menos oídos, los más afectados.

¿Qué está pasando? Pasa que el grado de irresponsabilidad y de ceguera es tan alto, que muy pocos parecen percibir que la provincia está siendo conducida hacia un abismo. Se está corriendo un alto riesgo institucional, y cuando se ponen en juego valores tan altos en una suerte de ruleta rusa que existe en todos los ámbitos, el peligro es mayúsculo. Y alguien tiene que rescatarla, alguien tiene que pensar, alguien tiene que reflexionar y terminar con la locura.

El primer responsable de esa sensación de inestabilidad que muchos ya están percibiendo ha sido, sin dudas, el propio gobierno. Incapaz y ciega, la administración de Celso Jaque no percibió que, luego de la derrota electoral, debía convocar a un acuerdo amplio para sentar bases sólidas y objetivas, inviolables, para llegar a diciembre del 2011. Por el contrario, las líneas internas de un peronismo sin líder se desbandaron y se prepararon para culparse por el baño de realidad que de manera brutal le dieron las urnas.

La cripta gubernamental del cuarto piso miró a los intendentes con mucho más desdén del que les había demostrado hasta el 28 de junio y ellos, por su lado, al quedar aún más excluidos de las decisiones y espacios trascendentes, y conscientes que lo que creían podían arrastrar en su favor no fue tan importante como suponían, se refugiaron sin más en sus comunas con la firme intención de buscar salvarse solos de acá a dos años. Todos contra todos. A tal punto que, cuando estalló el escándalo de los Cadillacs, acorralando a un gobierno sin reflejos y desprolijo, todos miraron para otro lado sin capacidad para sostener, ni siquiera bancar, una decisión política de gobierno, como se la ha querido presentar. Hicieron todo mal.

La marginalidad con la que se movió frente a la estructura partidaria, la desconfianza como estilo y norma que fue imponiendo desde el vamos y hasta cierta actitud de profundo rencor que destiló hacia aquellos que no lo habían acompañado, le provocó a Jaque esta cosecha de pestes que lo está tapando.

Pero la oposición también es corresponsable de semejante estado de cosas en la provincia. Al moverse como un cardumen de tiburones asesinos, hambrientos, que han olido sangre cerca y van por ella, enceguecidos, no han hecho más que agudizar un estado de beligerancia y de posible no retorno en la decrepitud institucional. La oposición ha sitiado de tal manera la arena política provincial que le es imposible ver que lo que buscaba ya lo logró el 28 de junio, consiguiendo una autopista que la depositará en la gobernación a fines del 2011, que sólo podría hacer peligrar una catástrofe hoy impensada, inimaginable. Pero actuando así ellos lo pueden hacer posible.

Sin freno, y en ese contexto desbocado, el cobismo hasta impulsa juicios políticos contra sus dos objetivos más preciados (Cazabán y el propio Jaque), demostrando una sorprendente miopía y error de cálculo frente a lo que posiblemente herede al fin de esta administración, hipotecando el terreno en donde se podría asentar luego de destronar al peronismo.

Ha faltado, evidentemente, inteligencia, razón y un cálculo preciso de todo lo que se ha puesto en juego.

El nivel de virulencia política también contagió al Poder Judicial, para que sus más conspicuos representantes aprovecharan la volada para que en medio del desconcierto y desbande, volvieran a resistir uno de los pocos acuerdos que este gobierno parecía haber cerrado bien: el de la renovación judicial acompañado por una reforma amplia. Ante una administración débil y sin oxígeno, el Judicial se ha vuelto a plantar con muchas posibilidades de que la modificación al régimen de antigüedad del que gozan actualmente los magistrados –uno de los privilegios sectoriales más recalcitrantes y odiosos– no se lleve adelante. La política y sus miserias lo ha permitido.

De seguir esta tendencia, los próximos dos años son inviables para todo, de no mediar una acción que revierta este momento, que permita un impasse, una tregua, para definir puntos básicos que preserven y sustenten la gobernabilidad mínima de lo que resta de la gestión. Lo contrario sería buscar la asfixia total de un gobierno que, ante esa situación, debería irse antes de tiempo. O se busca eso quizás, y hay algunos que no nos hemos dado cuenta.

Si Jaque no lo hizo, porque no quiso o no pudo o porque no lo vio, es el arco opositor el que tiene que buscar un acuerdo de gobernabilidad con el gobierno. En ese terreno, plantear los grandes temas, incluso aquellos que tanto preocupan a algunos líderes del cobosrradicalismo, como el reparto de cargos de trascendencia que deberán ser cubiertos en esta administración, como el del fiscal de Estado, el de algunos ministros de la Corte y del Tribunal de Cuentas y hasta de varias docenas de jueces que podrían optar por irse.

La buena inteligencia de la gestión de Jaque podría haberse demostrado en estos aspectos compartiendo esa discusión y la decisión. Pero, evidentemente, careció de esa visión trascendente, la que fue cegada también por la voracidad, la misma de la que está haciendo gala la oposición.

Se impone, lejos, un encuentro, un pacto real y transparente, de cara a todo el mundo, con bases que permitan darle previsibilidad institucional a la provincia y no esta imagen de espanto que se ha instalado.

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Al ritmo del Cadillac fundido

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Celso Jaque suele tener una costumbre cada vez que convoca a sus funcionarios para lo que se conoce como las habituales reuniones de gabinete: diligente y acomedido, una vez que todos sus ministros y secretarios ya se han sentado en sus sillas, toma una canasta con sus manos y recoge uno a uno los teléfonos celulares de los asistentes al encuentro, los apaga o pide que lo hagan antes y los echa adentro.

Celso Jaque suele tener una costumbre cada vez que convoca a sus funcionarios para lo que se conoce como las habituales reuniones de gabinete: diligente y acomedido, una vez que todos sus ministros y secretarios ya se han sentado en sus sillas, toma una canasta con sus manos y recoge uno a uno los teléfonos celulares de los asistentes al encuentro, los apaga o pide que lo hagan antes y los echa adentro.

Una vez terminada la reunión, cada funcionario se dirige a la canastita que descansa en un rincón para encontrarse con su aparatito. Algunos de los ministros han optado por identificar el celular –la mayoría son similares– con algún elemento distintivo, tales como una calcomanía del equipo de fútbol del que es hincha, una marca particular o algo por el estilo y salen rápidamente. En el último encuentro, Jaque estuvo a un tris de tirarle por la cabeza el contenido de la canasta a uno de sus secretarios de Estado, con rango de ministro, a quien culpa de haber alimentado el morbo periodístico por el incómodo affaire alrededor de la contratación de los Cadillacs, en febrero de este año.

El escándalo demoró lo que iba a ser la aparición en público de un cambio de rumbo en el gobierno, con el fin de reencaminarse hacia los últimos dos años de gestión, con alguna esperanza cierta de salvar la ropa que les queda puesta, armando una nueva corriente dentro del peronismo para hacer frente al 2011 y con Jaque como insignia, como el estandarte de la movida.

El caso de los Cadillacs postergó todo. Pero también, se animan dentro del Palacio, “pudo hacernos ver quién banca lo que queda de este peronismo gobernante, quién está con nosotros y quién se fue definitivamente”. Como estrategia de defensa ante el embate investigativo, ante tanto asunto desprolijo, es defender que no hubo nada ilegal y que todo responde a una decisión política del gobernador de hacer trascender la provincia de la mano de acontecimientos de relevancia.

Así lo hizo, sostienen, en Malargüe, cuando fue su intendente y autorizaba la llegada de espectáculos y figuras que ni siquiera pasaban por Mendoza. Una decisión política, claro está. Es la única salida, la menos tóxica, para tanto despropósito y aristas dudosas. Mientras se diseñaba la estrategia de defensa, varias fueron las críticas al secretario de Estado, a quien cuestionan por haber sacado los pies del plato y no bancar una medida de gobierno, permitiendo que el caso llegara a los medios y se difundiera tanto ante una muestra de debilidad del propio Gobierno. Ese funcionario será uno de los que se quedará afuera del golpe político que prepara Jaque para rearmarse dentro del peronismo y dar pelea interna, si es necesario.

El Gobierno se esperanza en salir rápidamente del fabuloso entuerto del momento con las menores heridas posibles, sabiendo que quedará golpeado. Pero es tanta la decrepitud que los ha invadido luego del resultado electoral que se dan aliento entre sí, pensando que más bajo no se puede caer y que, cuando se ha tocado fondo –como creen– no queda otra cosa que comenzar a subir. Sin duda que con algo del gen justicialista cuentan, al convencerse de que pueden armar algo en medio de tanta desolación. Pero allí están.

Jaque está dispuesto a trabajar en dos frentes: uno con la gestión como baluarte y otro puramente político, hacia adentro del peronismo, para enfrentar a los azules y otras líneas que puedan surgir, como la del sanrafaelino Omar Félix, que podría comenzar a mostrarse ayudado por el combustible que le pueda acercar, gentilmente, José Luis Manzano. El Chupete o Cototo, como todavía se lo recuerda en su querido Tupungato, está dispuesto a apostar fuertemente en la arena política, por lo que habría tomado la decisión de estimular a Félix, entre sus movidas dentro del peronismo, mientras que, por afuera, estaría ensayando “Manzano 2011”, dando cuerpo a un soñado proyecto personal para Mendoza, con Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires y Julio Cobos encaramado en la candidatura a la presidencia nacional.

En ese contexto, el oficialismo jaquista o que todavía le es fiel ya tiene gente trabajando en varios departamentos, identificando referentes y militancia para lo que sería la fuerza territorial que le serviría para tomar el control del peronismo provincial. La aventura cuenta con el apoyo de los integrantes del gabinete, la fuerza joven representada por Pérez, Adaro, Ciurca, López Puelles (a quien quieren introducirlo en las lides políticas) y hasta el rebelde Guillermo Carmona. También ha sumado a cinco intendentes, de los diez que tiene el peronismo y a un puñado de sindicatos que no siguieron ni avalaron las críticas de quien se erigía en el líder del sindicalismo mendocino al frente de una de las CGT, Roberto Picco.

El diagnóstico del jaquismo se resume en que, luego del cataclismo electoral, todo el peronismo fue hundido y que muchos mitos se cayeron, como ese que indicaba que la imagen de los intendentes alcanzaría para ganar frente a la mala de Jaque.
Por eso, desde el seno del poder, el gobernador avanza con entusiasmo notable en el nuevo camino que está diseñando, esperanzado en ahuyentar los demonios. Mañana anuncia el plan de ajuste y utilizará el fin de semana para preparar su encuentro con Cristina Fernández y el lunes podría dar otro golpe vinculado con los servicios públicos, un cambio de rumbo, un golpe lo suficientemente fuerte como para, dicen, recuperar la iniciativa, la agenda y, por sobre todo, la autoridad.

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A por los despojos

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La clase política mendocina, por boca de ganso, le está pidiendo al gobernador previsibilidad. ¿Para qué? Para que asuma el rol de coordinador calificado de la transición a la batalla por su sucesión.

En la política mendocina todos están pendientes, expectantes, de los movimientos de Celso Jaque. Parece mentira, pero el gobernador, por eso de ser el gobernador, concita la atención de propios y extraños porque lo que haga Jaque de aquí en más pareciera que condicionará todo el esquema político de cara a la última mitad de gobierno, pero mucho más frente al superelectoral 2011.

El hombre viene de ser derrotado por paliza, para lo que ya va a hacer un mes de eso. Y, sin embargo, se crea o no, todo sigue girando en función de sus hechos. Lo que marca en primer lugar que, por ahora, al menos por ahora, la gobernabilidad parece no estar amenazada, lo que no implica que no haya pujas y fuerzas de toda laya para influir en las decisiones futuras de esta administración que ha comenzado a rebuscar su destino.

La clase política mendocina, por boca de ganso, le está pidiendo al gobernador previsibilidad. ¿Para qué? Para que asuma el rol de coordinador calificado de la transición a la batalla por su sucesión.

Propios y extraños están en esa. La oposición (radicales, cobistas, peronistas disidentes, demócratas), porque entiende que el malargüino, aunque desgastado y debilitado, tiene el poder en sus manos para tomar las medidas necesarias para inclinar o no la balanza en favor de algún o algunos grupos opositores más afines a lo suyo, haciendo que él o los beneficiados tengan en sus manos más cartas para jugar a ser referente o referentes. El problema, claro, o fortaleza, según cómo se vea, es que en la oposición no hay líderes claros, en especial en la franja de los últimos ganadores.

Entonces, todos quieren ser el interlocutor de un gobierno en retirada preparando el terreno para el postjaquismo. No por casualidad al godoicruceño Alfredo Cornejo y al capitalino Víctor Fayad se los ha sorprendidos a puro codazo por ser de los primeros en entrar al cuarto piso de la Casa de Gobierno y acordar con Jaque los temas más urticantes (gasto público, finanzas, endeudamiento) y los otros menos visibles pero tan estratégicos que cuando uno logra llegar a controlarlos puede pavonearse dando muestras de poder real, como el apadrinar nada más y nada menos que la llegada de unos 90 nuevos magistrados a la Justicia por jubilación de los que están, contando a seis integrantes de una corte de nueve. No es poca cosa. Y Jaque -el mandatario que quizás haya cosechado el nivel de rechazo más alto desde el restablecimiento de la democracia, incluso más que el que tuvo el también peronista Rodolfo Gabrielli a mediados de los noventa- es quien tiene la llave para entrar a jugar con esos asuntos. De ahí que todos esperan sus movimientos.

En el oficialismo también aguardan. ¿Qué están mirando? A Jaque y sus señales. Los peronistas típicos, analistas y con ambiciones, esperan que el gobernador les levante el pulgar para que jueguen en la competencia por la sucesión.

En realidad, presionan a Jaque para que los llame a cogobernar, a que comparta con ellos lo que queda de la torta que se ganaron en aquella rifa del 2007 y, mucho más, que se haga a un costado para dejarlos correr a ellos. Ellos no son otros que dos o tres intendentes, dos o tres legisladores y dos o tres funcionarios que no son parte de la mesa chica de Jaque pero que se ven con la talla suficiente como para probarse algo.

Sin embargo, todo indicaría, según lo que se alcanza a vislumbrar, que a todos Jaque los dejaría esperando y que ni a opositores ni oficialistas les satisfaría ese deseo de que fuerce definiciones que lleguen a beneficiarlos. Porque Jaque ha decidido morir con el estilo que les mostró a todos los mendocinos en esta primera parte de su gestión. Desconfiado, retraído, ensimismado, llevando las decisiones -todas- de su gobierno al más alto nivel del secretismo, Jaque sigue gobernando y haciendo las correcciones que sólo él y quizás Alejandro Cazabán y Raúl Perruco Leiva (sus más estrechos y únicos hombres de confianza) definan.

En ese estrechísimo campo de toma de decisiones se dispuso cambiar el cuadro tarifario que por presión habían logrado arrancarle a este gobierno las firmas del sector eléctrico (lideradas por Edemsa) para financiar, con una transferencia millonaria, los negocios internos de las propias firmas. Y resultó llamativo, para quien no está entrenado en estas cuestiones que suceden despachos adentro que fuera Cazabán el encargado de anunciar las reformas al cuadro tarifario que finalmente salió a la luz. Allí no estuvo Francisco Pérez, el ministro del área, de quien se dice que nunca comulgó con ese acuerdo (en apariencia desbaratado) que se había alcanzado con las eléctricas, tema que siempre pasó por la Secretaría General de la Gobernación y no por su oficina.

El cambio fue una muestra de una lectura diferente luego de la derrota. También se ha evidenciado en otras medidas o señales, quizás no tan espectaculares, pero trascendentes igual, como la vuelta a las mediciones propias de los indicadores económicos, medida que si bien se toma por un giro nacional en la cuestión, mucho ha tenido que ver el desembarco de Raúl Mercau en el área económica.

Jaque debe seguir sacándose lastre teniendo en cuenta que eso no le garantizará que la gente cambie su visión de él y de su gobierno. Pero lo tiene que hacer igual. Debe aclarar todavía la llegada de un contador "con padrinos económicos" a la DGE y su relación política con la Nación, esto último, quizás lo más urticante desde lo político: decidir si sigue apostando a los Kirchner con acciones en baja o se pasa al bando de los Duhalde, de los Acevedo o hasta de los Gioja, quienes han comenzado su lento desacople.

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Con el virus adentro

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Celso Jaque no sólo comunica mal. Posiblemente, además, pifie en los métodos y en muchas de las decisiones que toma, como parece haberle ocurrido con la designación del director general de Escuelas, Carlos López Puelles.

Entre los varios problemas que tiene la administración del gobierno de Celso Jaque -que de más está decir que son para todos los gustos-, quizás uno sea el más sorprendente: el de no poder mirar hacia adelante sin caer en la depresión y desazón que le provoca ver que el capital político que va consiguiendo con algunas medidas, menguado desde ya luego de la derrota electoral, se le esfume tan rápido con la incapacidad evidente de poder sacarle algún provecho, pese a contar, todavía y por dos años más, con todos los atributos del poder.
Es un fenómeno raro de la política, pero las explicaciones están a flor de piel y surgen espontáneamente. Celso Jaque no sólo comunica mal. Posiblemente, además, pifie en los métodos y en muchas de las decisiones que toma, como parece haberle ocurrido con la designación del director general de Escuelas, Carlos López Puelles, asunto que ha generado muchas dudas desde el vamos, cuando pocos lo conocen, pero que podrían multiplicarse a medida que vayan saliendo a la luz tejes y manejes que envolvieron la llegada de este contador que hasta ahora se venía desempeñando en la Dirección de Administración para saltar al cargo que cumplió hasta el lunes la maestra rural Iris María Lima, la Tía Tita, como se la conoció en la intimidad del gabinete.
El panorama es bastante complejo. El fenómeno es que el Gobierno desaprovecha todas y cada una de las alternativas que tiene en el menú para levantarse del mazaso. En un contexto en donde todo el oficialismo resultó perdedor, lo más razonable sería que el Gobierno buscara contención en el propio peronismo, pero las señales que se están lanzando van en otro sentido. Con Jaque fuera de juego en cualquier proyección política para luego del fin de su mandato, el gobernador bien podría concentrarse en administrar lo que tiene de poder legítimo para abrir el juego a las filas peronistas, convocar a un debate amplio de todo el movimiento y pedir, recibir y aplicar los aportes que les puedan hacer aquellos sectores que hasta hoy estuvieron ausentes de la gestión, sin representación, sin voto y con mucha crítica.
Sin embargo, no todo se circunscribe a un problema de estilo -tan particular como el de Jaque-, tampoco a los problemas de comunicación, menos a la encriptación de la que hace gala el jefe de Gobierno, casi atrincherado en el palacio cívico desde el mismo día en que asumió. No sólo es eso. Es algo mucho más grave: el pacto no escrito pero muy activo y omnipresente que ha tenido y tiene con parte del poder económico de la provincia, a tal punto que no sólo ese poder avanzó en las decisiones de gobierno trascendentes como aquellas vinculadas con los recursos estratégicos y el de los servicios, sino que se coló intestinamente, a punto de haber marginado a las columnas políticas (intendentes, la juventud, que podría haberle dado sustento en esta época de profunda debilidad). Hasta la llegada de López Puelles a un organismo como la DGE está tocada por esta relación. Y seguramente deberá gastar energía en el transcurso de este mes en sostener con argumentos sólidos al funcionario propuesto, frente a la andanada de dudas y sospechas que se ciernen sobre esa decisión. López Puelles llega de la mano de Daniel Pereyra, el titular del Casino y ex empleado del Grupo Vila-Manzano. Cuál es la necesidad o el compromiso de ubicar al contador en un ministerio cuyo titular bien podría haberse consensuado con quien hoy, dentro del PJ, puede darle sustento a lo que queda del proyecto provincial. Esas dudas están, salen a la luz y explican muchas de las decisiones que se toman, en las cuales priman los compromisos sectoriales a los generales.
El gran problema de este gobierno es no haber podido utilizar el caudal de capital político que consiguió en su momento ni aún administrar el que tiene. ¿Con qué sentido? Bien no se sabe todavía. Pero, como es de suponer, se puede oler, palpar, vislumbrar y a veces hasta se manifiesta y se puede ver.
Entonces, el gobernador ha
desaprovechado un momento para reaspectarse. El cambio de ministros que tanto le costó realizar finalmente se hizo. Pero el tiro volvió a salir por la culata. Y lo que se viene no resulta muy halagüeño para la administración, porque a las señales evidentes de la intervención del poder económico en varias áreas, el Gobierno está a punto de autorizar el incremento en la tarifa de la luz, asunto que generó más de una suspicacia porque viene a justificar una transferencia millonaria en favor del sector eléctrico, en este caso, altamente concentrado en la firma Edemsa, ya que controla más de 70 por ciento del mercado provincial.
Los próximos dos años son clave para un peronismo que ve a Jaque en retirada, pero que no permitirá que el gobernador se lleve al movimiento consigo. Esto es que se desatará una disputa por ver cuáles de los dirigentes y sectores quedaron menos golpeados para intentar suceder a Jaque. Enfrente tienen a una oposición que hace gala de un puñado de hombres y mujeres que se prueban todos los trajes, envalentonados con el golpe de urnas del 28.
El peronismo espera que Jaque conduzca este proceso en un terreno lo más llano y amigable posible. Para eso no tiene otra salida que concentrarse en levantar la gestión, para lo cual tampoco alcanza con viajar dos días a Buenos Aires, mantener una docena de reuniones con ministros y secretarios de Cristina y distribuir las fotos como prueba de esfuerzo y preocupación por los temas de la provincia. De lo último que se lo puede cuestionar a Jaque es de haragán. El punto es que ese trabajo que se realiza en muchas de las áreas y que es monitoreado casi personalmente por el propio gobernador, cuando se intenta transmitir se teatraliza y pierde efecto. Hoy es tiempo de transparencia, de apertura, de consulta, de diálogo, de decisiones y de hechos. El ruido político del momento lo tiene que hacer la oposición, la que todavía consume las mieles del rotundo éxito. El gobierno de Jaque debe esperar la vuelta de su momento. Por ahora se le pedirá mucho y debe responder, con humildad y en favor de los intereses comunes, no de los pocos.

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“Nosotros tenemos un plan” (Jaque, setiembre del 2007)

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Aquel escrito del 2007 se tituló Con Jaque gana Mendoza, Plan de Gobierno, Mendoza 2007-2011. Aquí, algunos párrafos e ideas fuertes de esa olvidada pieza. El recordarlo, puede ayudar.

“A mí no me molesta que opinen, lo que me molesta es que se callen, que no digan lo que sienten, como los amigos de la prensa, que de a poquito los he ido convenciendo de nuestra sinceridad, de nuestra voluntad y de nuestra capacidad. No es que ya me vean alto, rubio, de ojos claros, pero no hace falta eso. Me hace falta que digan lo que ven, que transmitan lo que decimos, que ejerzan su libertad con plenitud. (...) Gracias por todos los días que estamos pasando, gracias por los días del presente y por los días que vienen, gracias por el futuro mejor que me dejan construir. Gracias a todos, con mi corazón los siento y con mi memoria los recuerdo. Gobernaré para todos, se los juro por Dios”. Celso Jaque, principios de setiembre del 2007, 50 días antes de las elecciones de octubre del mismo año que lo coronaron gobernador de la provincia.

El gobernador hoy se encuentra en un período de reflexión y pensamiento. Seguramente analiza los pasos a seguir luego del 28 de junio. La prensa lo busca incesantemente para que devele qué hará con el gabinete, si hace cambios o no. Su credibilidad y la de su gobierno están seriamente debilitadas, resquebrajadas. Quizás, el problema no sea de nombres, sino más bien de recuperar la senda que perdió a poco de andar. El problema parece estar en él y, quizás, hoy sea un buen momento para retornar a los objetivos que lo llevaron al triunfo, casi dos años atrás. Sólo tiene que repasar su propio plan de acción, de metas, objetivos, del plan de gobierno que escribió en 193 páginas y que lo catapultó a un triunfo inesperado.
Ayer, el gobernador salió unos minutos del ostracismo en el que está sumido. Esbozó alguna autocrítica bienvenida: “Son muchas las correcciones que se podrían hacer, pero nunca las haría a través de los medios porque creo que uno tiene que gobernar con hechos y no con palabras. Los desafíos son permanentes, los cambios y las cosas que se deben hacer y realizarse, independientemente de situaciones como puede ser una elección, pueden ser en cualquier momento”. Jaque tiene que ponerse a gobernar, a hacer lo dice y describe con palabras. Tiene más de dos años para lograrlo.
Aquel escrito del 2007 se tituló Con Jaque gana Mendoza, Plan de Gobierno, Mendoza 2007-2011. Aquí, algunos párrafos e ideas fuertes de esa olvidada pieza. El recordarlo, puede ayudar.

Diez metas básicas para el Bicentenario. 1) Indigencia cero; 2) garantizar el acceso a la salud; 3) triplicar el presupuesto en educación; 4) generar más y mejores empleos; 5) ampliar la frontera productiva con sistema hídrico sustentable; 6) duplicar la producción de nuestra provincia al 2010; 7) triplicar las exportaciones; 8) crear una línea aérea regional; 9) crear una red provincial de incubadoras de empresas y 10) recuperar la seguridad de los mendocinos.

√ Shock de competitividad en la provincia en el mediano y largo plazo.

√ Nuevo Banco de Mendoza. Mayor acceso al financiamiento, más plazos, mejores condiciones.

√ Implementaremos una política agresiva de conquistas de nuevos mercados, saldremos a vender Mendoza al mundo.

√ Instrumentaremos una tarjeta identificatoria de la seguridad social provincial que sea coincidente con el DNI y estableceremos su posible aplicación en el nuevo sistema de salud provincial que estamos diseñando.

√ Crearemos el Consejo de Competitividad Empresarial, como foro de reflexión del sector público y privado. El Consejo será un elemento central en el diseño de las políticas sectoriales mendocinas.

√ Crearemos una comisión interministerial de asuntos rurales y un centro del desarrollo rural.

√ Haremos efectivo el acceso a internet en el medio rural y promoveremos la mejora de la cobertura de la telefonía móvil.

√ Ley de calidad del sistema provincial de internet que garantice una unidad de calidad en todo el territorio provincial.

√ Agencia provincial de medicamentos y productos sanitarios, con un sistema de precios de referencia que permita bajar el precio a las especialidades farmacéuticas.

√ Impulsaremos la Ley Integral de Apoyo a la Familia, Ley de Adopciones, horarios más flexibles a la administración pública, la creación del consejo audivisual para proteger a los menores frente a los contenidos inadecuados.

√ Un plan de salud bucodental para mayores de 65 años.

√ Un fondo de reserva de la seguridad social como garantía de solidaridad y cohesión social.

√ Innovación de gestión: centros de salud abiertos 24 horas, informatizados y con historias clínicas electrónicas.

√ Crearemos la agencia mendocina de sanidad exterior.

√ (Impulsaremos) Medidas para que los servicios públicos se encaminen a una verdadera competencia donde el usuario tenga la posibilidad real de elegir saliendo del esquema de público cautivo. Se crearán condiciones para establecer alternativas, sobre todo en el transporte público. Revisaremos minuciosamente los monopolios.

√ Debemos transformar la administración pública con la instauración del horario ininterrumpido de atención al público, las cartas de servicio al ciudadano, la ventanilla única y la incorporación a la sociedad de la información con el plan de choque de administración electrónica y el portal del ciudadano.

√ Promoveremos incentivos para el empleo de los emigrantes retornados, creando bonificaciones para los contratos formativos en prácticas, también para contratos de trabajadores en riesgo en exclusión social, así como el fomento de la contratación indefinida. Reforzaremos los medios al servicio de los consulados para mejorar la atención de las demandas de los mendocinos.

√ En cuanto a seguridad, no sólo se trata de tener dinero, sino sobre todo de gestionar inversiones. De un presupuesto de 402 millones de pesos, sólo se gastó el 14 por ciento. Hay más de 1 millón de pesos por día para invertir en seguridad. Falta gestión y planificación, sobra improvisación.

Por su bien y por el bien general, todos esperan que pase al momento de los hechos. ¿Lo mejor estará por venir?

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Tentaciones a boca de urna que pueden esconder el ocaso

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Las señales recibidas luego de las elecciones del domingo van en la dirección de un necesario golpe de timón por parte del gobernador.

Se lo pidan o no, el gobernador Celso Jaque debe darle un golpe de timón a su gestión, estremecerla, sacudirla y actuar con energía. La duda, las cavilaciones y también las especulaciones, frente al vendaval de presiones que recibió desde el primer minuto después de conocido el resultado electoral del domingo para que echara a funcionarios y asumiera como propia la derrota, sólo retrasarán la recuperación que necesita la administración del Gobierno.

Las señales deben evidenciarse en un cambio de actitud en este preciso momento en el que todo indica que será difícil conseguir un mínimo de garantía para gobernar ante una oposición que ha tomado el triunfo del domingo con gusto a revancha.

La revancha, acompañada de ciertas actitudes propias de un desahogo largamente esperado, salió a la luz el miércoles, en la Legislatura, 72 horas después del batacazo en las urnas. ¿Acaso el oficialismo hubiese actuado de otra manera de haber ganado? Posiblemente no. Seguro que no. Y es ahí donde radica el problema de base de la dirigencia política provincial, lejos, muy lejos de lo que espera la ciudadanía.

Hay entre diez y un quince por ciento de votos que no tienen propiedad. El dato ha sido calculado en función de las encuestas previas que se publicaron en los días anteriores al comicio y comparando los comportamientos históricos de elecciones pasadas. Es decir, creer que un triunfo es un cheque en blanco para gastar en antojos no es otra cosa que equivocar el camino que marcó y ordenó tomar el elector con estas elecciones.

El cobosrradicalismo esperaba el triunfo del último fin de semana como quien espera la tabla a la que aferrarse en medio de un naufragio y para desatar esa presión amarga contenida que lo había indigestado desde octubre del 2007. Y lo hizo de la peor manera, cuando trabó, junto a los demócratas y al ARI, la sanción de la emergencia sanitaria en la provincia para hacer frente a la gripe A. Mezquino y bochornoso resultó ser el papel opositor, porque con la salud de la población no se juega y tampoco debe sacarse algún rédito político especulando con una coyuntura muy especial. Porque para eso, además, están los controles. Si la oposición desconfiaba, quizás con razón, del uso de los recursos que de manera indiscriminada podría hacer el oficialismo, sólo tenía que asegurarse el manejo de ese sistema. Pero no trabar. Políticamente, también fue un error. Le dieron al gobernador Celso Jaque, uno de los padres indiscutibles de la derrota oficialista del domingo, la posibilidad de jugarse una carta valiosísima para acercarse al sentido común de la gente, una propiedad que perdió casi el mismo día en que tomó el control de la provincia a fines del 2007. Esa decisión lo recuperó un poco.

Una conclusión apresurada de cómo nos puede ir en los próximos meses a los mendocinos apunta por el lado del pesimismo. Salvo un cambio de actitud del oficialismo y de la oposición, a quienes se les exige que pongan las barbas en remojo.mazazo en ciernes. Si la oposición, cobista, especialmente, se ha empecinado en cobrarse las amarguras y momentos inciertos que vivió en el último año y medio, asumiendo un comportamiento sorprendente por la falta de mesura y madurez, el oficialismo no se queda atrás si luego del domingo decide, perdido por perdido, profundizar el rumbo de algunas políticas fuertemente polémicas sobre asuntos estratégicos que había insinuado antes de las elecciones, como, por ejemplo, el darle vía libre al nuevo esquema de tarifas del servicio eléctrico actualmente frenado.

Hay algunos indicios que permiten concluir que el gobierno de Celso Jaque intentó hacer prender una operación periodística de confusión social sobre este asunto tan sensible.

El tema es preocupante, porque, al parecer, la maniobra que no prendió en ciertas redacciones apuntaba a instalar en la ciudadanía que el gobierno había dispuesto, sin que nadie lo confirmara, una marcha atrás en el aumento de 24 por ciento de la tarifa domiciliaria para financiar al sector eléctrico, en concreto, a Edemsa, la principal beneficiaria con una transferencia de recursos a su cuenta de unos 100 millones de pesos para este 2009.la historia. Manos de funcionarios anónimos e invisibles decidieron devolver al EPRE el voluminoso expediente conteniendo la documentación del recalculo tarifario que estaba en las dependencias del Ministerio de Infraestructura. Junto con el envío, se adjuntaba una orden enigmática, misteriosa, sorprendente: "archívense" todas las actuaciones. La orden estaba firmada por la subsecretaria de Servicios Públicos, Patricia Martínez. La documentación tomó de alivio a los técnicos del EPRE porque no la esperaban. Interpretaron que significaba que el Gobierno había decidido dar marcha atrás con el aumento y cumplir con todo el procedimiento de audiencias públicas y cálculo nuevamente. Pero en el Ejecutivo nadie se hizo cargo de una decisión tan importante. Una copia de ese nuevo expediente llegó a nuestras manos en la redacción de El Sol. Sin embargo, como le ocurrió a los técnicos del EPRE, en el Ejecutivo sólo se consiguió silencio en torno al supuesto archivo del aumento. Ni siquiera Martínez, quien había firmado ese remito, hablaba. No se la pudo encontrar en ningún lado. Las elecciones estaban a sólo unas horas. En las empresas, tampoco había queja alguna de la marcha atrás en la decisión del Gobierno que las perjudicaba directamente. Hasta que, tres días antes del domingo eleccionario, apareció una pieza administrativa que solicitaba de nuevo el expediente al Ministerio de Infraestructura para que todo siguiera su curso. La nueva explicación daba cuenta de que el Ejecutivo había cometido "un error" en el archivo de todo el expediente y, por ende, de la decisión de incrementar la tarifa. No es ingenuo suponer que si se publicaba la falsa decisión del Gobierno, podía llegar a beneficiar electoralmente a los candidatos del oficialismo. Aunque llamaba la atención que el Gobierno no lo informara, sabiendo que la medida podía llegar a reconectarlo con parte de la sociedad.

El decreto con el aumento no ha sido publicado, por ahora. Es posible que el Ejecutivo esté muy presionado por Edemsa, situación para nada desechable. Pero se supone que, luego del domingo, tomar una decisión de semejante impacto puede parecerse a un suicidio político, a una quema de naves. Aún no lo sabemos.

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Cachetazo doloroso

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El cobosrradicalismo parece haberse impuesto más por los errores del oficialismo que por los aciertos de la entente conformada por el partido del vicepresidente con la UCR, lo que de todas formas no le quita méritos a la campaña opositora que, logró meterse en lo más profundo del elector, aprovechando una coyuntura favorable en todo sentido.

Fue un cachetazo más doloroso que el esperado. La diferencia por la que el Frente Cívico se ha impuesto sobre los candidatos del oficialismo refleja el profundo malhumor de la gente por la marcha de las cosas. El voto a favor de "la gente de Cobos" es más bien un voto en contra del gobierno de Jaque y de los candidatos que propuso la administración.

El cobosrradicalismo parece haberse impuesto más por los errores del oficialismo que por los aciertos de la entente conformada por el partido del vicepresidente con la UCR, lo que de todas formas no le quita méritos a la campaña opositora que, logró meterse en lo más profundo del elector, aprovechando una coyuntura favorable en todo sentido.

Lo interesante es ver lo que viene de aquí en más, porque el resultado de ayer sepultó, con una sentencia abrumadora que impresiona, aquel contrapunto entre Jaque y la gente por la seguridad y los niveles delictivos de la provincia. Eso ya es una historia con un final que se conoció este domingo; una historia que acompañará al gobernador en su vida política, desde ya, pero que deberá leer bien el peronismo para los próximos dos años y medio. Lo que viene tiene que ver, en primer lugar, con Julio Cobos.

El vice está disfrutando de otro éxito electoral que lo reencuentra con el calor de la gente. Ayer mismo se convirtió en candidato a la presidencia. Sin embargo, debe tomar nota que Mendoza es un microclima y, como tal, debe salir de él rápidamente para incursionar en Buenos Aires. Es allí en donde tendrá que hundirse en el barro y pelear la primera magistratura ante adversarios que lo enfrentarán con todas las armas posibles junto a las trampas más sucias que se conozcan.

Ahora, el futuro lo coloca en la línea de sucesión del kirchnerismo. Estar a la altura de lo que pide la sociedad, que no es sólo decencia e institucionalidad, será su desafío mayor, y romper con el maleficio de los gobernantes radicales, en caso de que llegue.

Y lo otro que viene es un giro en el gobierno de Jaque. Un recambio ministerial seguido de un relanzamiento es lo que se impone de aquí en más y volver a concentrarse en gobernar despojado de la presión de elecciones por venir. El golpe fue duro. Debe despertar y reconstruir tramo a tramo el vínculo que se rompió de entrada y que se manifestó con rotunda claridad ayer.

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El lunes, la misma historia

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Es una mala noticia enterarnos, como lo debemos hacer aunque nos cueste encontrarnos con esa realidad, que un triunfo del Frente Cívico o del justicialismo o de los demócratas no cambiará el rumbo que tienen las cosas en Mendoza desde hace muchos años atrás.

Qué otro escenario más que un plato de ñoquis para el lunes 29 al mediodía. Ningún otro.
Luego del domingo, ni a Mendoza ni al país le pasarán nada y, en todo caso, ¿es esto último una buena noticia para el país y para nuestra provincia? Debería serlo, sin dudas, frente al cúmulo de visiones agoreras que algunos candidatos, protagonistas de la campaña electoral, se empeñaron en transmitir en sus comienzos, cuando se decía que si no se imponía uno o el otro, el caos se apoderaba del territorio. Nada de eso ocurrirá, desde ya. Pero que no pase nada es, en cierta medida, una mala noticia para el futuro de la provincia.
Es que el fenómeno electoral en el que estamos inmersos nos ha mostrado lo mismo en distintos envases. Los productos sólo cambiaron el envoltorio, la caja en la que se presentaron, invirtieron en el packaging para diferenciarse. Apostaron a lo más vistoso, o a lo calmo y previsible, y hasta se mostraron cancheros, con giros y guiños a un público determinado. Pero es una mala noticia enterarnos, como lo debemos hacer aunque nos cueste encontrarnos con esa realidad, que un triunfo del Frente Cívico o del justicialismo o de los demócratas no cambiará el rumbo que tienen las cosas en Mendoza desde hace muchos años atrás. En el país tampoco, hay que decirlo.
La política seguirá vacía y ausente como ha estado, porque ninguno de los candidatos de los partidos tradicionales parece tener el perfil y la altura necesaria como para hacerle producir un giro a la situación. Claro que al no estar en juego un cambio de gobierno, quizás pedir o reclamar que luego de una legislativa como la de este domingo se produzcan fenómenos excepcionales que hagan estremecer positivamente a la provincia, suene exagerado. No se trata de eso tampoco. Sin embargo, en la agenda de temas que nos mostraron los seis principales candidatos de los partidos tradicionales faltó la visión estratégica sobre temas estructurales que deben ser abordados en algún momento.
El nuevo Congreso que alumbrará el resultado electoral debe tener sí o sí la capacidad de plantearse discusiones a fondo sobre el uso de la energía, la minería, el agro, la industria, es decir, sobre el futuro y el rol del país ahora y para dentro de diez o quince años, pero desde lo estratégico, y darse, quizás, el debate para alumbrar a quién o quiénes deberán liderar esos objetivos cuando se extinga el kirchnerismo, un proceso que ya se inició con la llegada de Cristina al poder y que podría acelerarse según el resultado de estas elecciones. Ese líder, ¿saldrá del grupo que forman Scioli, De Narváez, Reutemann, Cobos? Y en caso de que sea así, ¿son realmente ellos los capacitados para encabezar el proceso? Veamos. ¿El peronismo del postkirchnerismo alumbrará a un líder con esa visión y convicción, con la fuerza necesaria para calmar la voracidad que el propio movimiento tiene por el poder de caja, por el poder de influencia, por el poder de lobby, por el poder económico pero no tanto por ese tipo de poder que requieren las transformaciones que alguna vez tuvo, en sus orígenes?
Es una incógnita, en realidad. Si lo que viene después de los Kirchner, a la vista del 2011, está dentro de lo que el peronismo puede mostrar, el futuro es incierto y casi desalentador. De Narváez es peronismo también, por eso de que el peronismo se ha jactado de ser tan amplio y acogedor que allí conviven todos los que se dicen peronistas y nadie se los cuestiona. De Narváez es una cara de ese peronismo también, de ahí que el movimiento debe darse una nueva discusión y redefinir objetivos y perfil.
Tampoco la oposición a nivel nacional pareciera estar en condiciones de tomar esa brasa incandescente. En realidad, es un riesgo y un desafío, y también invertir años en estudios, programas, en el descubrimiento de proyectos que no darán ningún tipo de rédito en términos políticos como los que hoy se buscan. Ahí está Cobos. Un fenómeno de los medios, casi un producto de la fantasmática social argentina del momento, dicho en términos psicológicos, pero igual de real como de imaginario.
Cuánto de todos los desafíos urgentes a los que necesita hacer frente el país, como este de parir un plan estratégico sobre su lugar en América latina y en el mundo, puede surgir de un político como el mendocino, a quien literalmente le construyeron poder a su alrededor y quien lo hizo, esencialmente el establishment de la UCR, lo hizo aparentemente utilizando su figura para acceder, aunque más no sea, a la posibilidad de pelear por un lugar expectante desde donde saltar al poder real. Cobos tiene esa posibilidad encabezando la UCR. Pero hay que salir del microclima creado en Mendoza, en donde todo se muestra teñido por el frente que encabeza, ante un oficialismo de capa caída y dueño de un sinfín de errores y
desaciertos, para darse cuenta con claridad de que a esta alternativa opositora puede costarle llegar más de lo que se piensa. Hay que observar Buenos Aires, en donde se concentra 40 por ciento del volumen electoral del país. Es allí en donde tiene que ganar Cobos, es allí en donde tiene que caminar, es allí en donde ya debería haber empezado a construir y tejer el poder que necesita para acceder a la primera magistratura. El radicalismo, cuando accedió, lo hizo en circunstancias muy especiales del país. Tomando los últimos años: Alfonsín fue el hombre que la sociedad seleccionó para salir de la dictadura. Y Alfonsín era el hombre. De la Rúa fue el elegido en una circunstancia en la que la sociedad necesitaba volver a creer en la decencia luego del desastre provocado por el menemismo. De la Rúa no respondió, resultó ser el fiasco que los pibes de hoy devenidos en adultos mañana sólo reconocerán como el triste personaje de una programa de humor de la televisión.
El postkirchnerismo demanda un escenario particular para volver a crecer, para administrar los golpes de la crisis mundial, para hacerle frente al desempleo, al ingreso equitativo, a un nuevo esquema o sistema que cambie de plano la forma de redistribuir la renta petrolera vigente desde los 90, la renta del sector agropecuario y un perfil de país que priorice sus industrias y las proteja. ¿Será Cobos el elegido? Y, en ese caso, ¿podrá?
El pueblo hablará, y comenzará a hacerlo este domingo.

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Después del 2007, ¿alguien puede arriesgar el resultado?

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En una semana, los mendocinos volveremos a cultivar civilidad y a ejercer ciudadanía en todo sentido. Y cada uno sentirá que tiene en sus manos buena parte del futuro provincial en varios aspectos, tantos como los sueños, las vivencias y las expectativas del electorado.
Debería ser así.


Toda elección debe servir para extraer algo positivo, para tomar colectivamente, de ser posible, el néctar virtuoso que le permita a la sociedad nutrirse de lo bueno, de lo productivo, de las ideas justas y necesarias que nos lleven al crecimiento en todo sentido. Una vez cada dos años estamos frente a ese escenario.
Y en una semana, los mendocinos volveremos a cultivar civilidad y a ejercer ciudadanía en todo sentido. Y cada uno sentirá que tiene en sus manos buena parte del futuro provincial en varios aspectos, tantos como los sueños, las vivencias y las expectativas del electorado.
Debería ser así.
El problema es que la dirigencia política no lo ha entendido. La política tradicional leyó -como casi siempre ocurrió-, equivocadamente el momento, y por ende actuó en consecuencia. Al revés de lo sucedido en Buenos Aires y Capital Federal, en donde aparecieron los candidatos denominados "testimoniales", porque no asumirán las bancas en caso de imponerse, candidatos alimentados por el kirchnerismo, en Mendoza alumbramos los candidatos "virtuales": meros personajes deslucidos que optaron ser por otro u otros y no por sí mismos.
En realidad, el papel de figurantes que les cupo a los candidatos del oficialismo y del cobosrradicalismo sucedió por una razón y cuestión fundamental: ninguno pudo superar el protagónico que la misma gente les ordenó cumplir tanto a Celso Jaque como a Julio Cobos, los excluyentes hombres políticos del momento en la política mendocina. Y otro motivo, importante también, fue que ninguno de los contendientes quiso sobreponerse al lugar que les tocó en suerte. O quizás fueron elegidos sabiendo que no lo harían, lo que es más preocupante, por lo que viene.
Ambos políticos pusieron en juego todo su potencial pero en condiciones muy diferentes. A Jaque, por ejemplo, le tocó bailar con la indeseada de la fiesta, por mérito propio, pero también por una coyuntura que se empecinó en hacerle la vida imposible desde el vamos mismo de la gestión, en un hecho histórico que nunca se había dado en contra de un gobernante con tanta virulencia. La falta de luna de miel y los errores del comienzo, luego del sacudón de aquella promesa incumplida, signaron su futuro: cuesta arriba sin descanso portando una cruz demasiado pesada.
Cobos, como contrapartida, se vio en el mejor de los mundos: un escenario ideal, opositor por conveniencia personal, portador de una imagen sorprendentemente alta y viéndose seguro ganador del examen del 28, puso en juego la posibilidad de su candidatura presidencial siendo el mimado y casi estandarte del no oficialismo argentino, que ve en él la llave de entrada al fin del hegemonismo del matrimonio K.
Ambos se juegan, entonces, todo lo que hoy tienen. Jaque, de salir derrotado, es muy posible que deje de pertenecer al olimpo kirchnerista y ese sería el castigo postelectoral. Asunto que quizás, de concretarse, pueda transformarse en un hecho positivo, una especie de luz al final del túnel, la que podría hallar si reconsidera el rumbo. Tiene con qué hacerlo, a dos años y fracción de dejar el poder. Eso sí, las aguas se dividirían entre aquellos interesados en continuar en el poder para transformar y los que, como ahora, sólo pretenden permanecer en el manejo de la caja. Los dos bandos, esos dos estilos, están claramente identificados en el gobierno del malargüino.
Cobos, sin embargo, con todo para ganar, puede perderlo todo. Lo que tiene y lo que puede llegar a tener. Convencido de que debe triunfar en su provincia, aunque sea por un voto, el vicepresidente se concentró definitivamente en Mendoza. Sus socios nacionales le reclamaron en las últimas horas más atención, como lo hizo Elisa Carrió, que llegó a chicanearlo a través de los medios para que se permitiera sacar una foto con los candidatos del acuerdo cívico bonaerense.
Ambos utilizaron todas las armas a su disposición para esta contienda. Aunque a Jaque no se le permitió caminar con sus candidatos, igualmente virtuales como los de la oposición más fuerte, porque se entendió que la mala imagen que lo persigue como a su sombra misma, podría llegar a perjudicar las expectativas de los intendentes Adolfo Bermejo y Omar Félix. Esa directiva hasta parece que se engendró en Buenos Aires, en los despachos más cercanos a la presidenta Cristina Fernández y a los del ex presidente Néstor Kirchner. Y Jaque sucumbió, aunque nadie le impidió salir a intentar salvar algo de la ropa con un raid de inauguraciones que se extienden durante todo el fin de semana. Es que si pierden las elecciones, desde el oficialismo mirarán al malargüino como el responsable del derrumbe, a su imagen y a su gestión. Pero en caso de ganar, nadie le sacará el derecho de mostrarse como uno de los padres legítimos de la supuesta victoria, tan sorprendente como lo fue su acceso al poder, en octubre del 2007.

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Gran Mendoza, la Normandía del 28

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Todavía existe un cuarto de la gente, según las últimas mediciones de Enrique Bollati, que todavía navega en el desconocimiento y la indiferencia por los comicios.

La única característica clara de esta campaña electoral es que todo parece cambiar de un momento para el otro. Nadie puede afirmar hoy, a los días que faltan para el comicio del 28, cuál será el resultado de la legislativa y mucho menos prever qué le deparará a Mendoza y al país el reacomodamiento de piezas que tengamos desde el lunes 29.

Lo único que impera es la especulación en todo sentido: vagas ideas que van alimentando el inconsciente que cada uno pueda tener en función de sus propios intereses e impresiones políticas. Es decir que hay un escenario tan diverso que cada quien puede inferir cualquier cosa, a su gusto, sin que nadie pueda refutárselo. Eso se llama incertidumbre.

El punto es que todavía existe un cuarto de la gente, según las últimas mediciones de Enrique Bollati, que todavía navega en el desconocimiento y la indiferencia por los comicios. Ambos factores, el desconocimiento de los candidatos y la falta de interés por estas elecciones, determinan el escenario de la imprevisiblidad.

Sin embargo, en la intimidad de los partidos se van tomando decisiones a medida que van recibiendo el impacto de lo que hacen en plena campaña. Por ejemplo, el frente cívico del cobosradicalismo es el que emerge como el sector más ocupado, porque se juega tanto o más que el oficialismo. La nueva entente, con el vice Julio Cobos a la cabeza, ha comenzado a recibir informes que si bien le ratifican la preferencia de sus candidatos en la gente, la brecha que llevan no es tan amplia como pensaban y estimaban. Según Bollati, el frente va a la cabeza orillando el 30 por ciento de las adhesiones, mientras que el segundo en cuestión, el PD para este encuestador, se acerca a 28 por ciento, y el PJ, en ascenso, anda por el 24 por ciento. Los problemas que Cobos está teniendo en Buenos Aires, en donde sus supuestos aliados le han ametrallado las colectoras que había armado en aquella jungla, Buenos Aires, son producto de la falta de atención que el propio Cobos le da a ese distrito en su afán por dedicarse casi en exclusividad a garantizar el triunfo de sus candidatos en Mendoza. El riesgo es que se quede sin nada, sin Mendoza y sin presencia fuerte en el principal distrito del país. Por eso es que el centro de comando de Cobos analiza un cambio de estrategia, ante las sugerencias que le hacen para que salga del fango en el que se ha metido en  Mendoza. Esto es que, según le dicen a Cobos, el hecho de haber enfrentado en un casi cuerpo a cuerpo al gobernador Celso Jaque le trajo aparejado más daños que beneficios. Entienden que bajó un escalón al cruzarse con el propio Jaque, cuando debió haberse mantenido en la escala nacional, jugando en otra liga y no en una por el ascenso. Luego del entredicho público, Cobos no habría subido lo que esperaban, mientras que Jaque ni hizo subir ni tampoco bajar las adhesiones que hoy tiene el oficialismo. Hay varias explicaciones para este fenómeno: Jaque sigue teniendo mala imagen, pero parece circunscribirse sólo a él, sin afectar los movimientos de Bermejo o de Félix, las cabezas visibles para el Senado y para Diputados que ofrece el peronismo. Dicho de otra manera, lo de Jaque ya fue y sigue sufriendo su condena, pero el peronismo muestra otra vez su característica incombustible. Por eso sale Abraham de Guaymallén a hacer una apuesta fuerte sin ser candidato, por eso saldrá Miranda, desde Las Heras, a buscar y apuntalar el voto peronista que -entienden- terminará beneficiando a los candidatos del oficialismo y también, por ende, a Jaque.

Hay otro factor, además, que afecta a Cobos y a su frente. Un sector del radicalismo en ese frente interpreta que, de ganar cómodos el 28, quien se beneficiará será Cobos, por supuesto, pero también los hombres y mujeres que el propio Cobos alentó en las listas. Hay un cierto recelo hacia Laura Montero, porque, de salir victoriosa y por mucho margen, Cobos la impulsará como su candidata a la gobernación en el 2011, y para ese cargo hay varios que se anotan. ¿Entonces? Entonces hay que trabajar para ganar, claro, pero no por mucho margen. Increíble, pero esas cosas ocurren hoy dentro del frente político que tiene serias esperanzas de imponerse el 28.

También hay otros factores que pueden incidir afectando a Cobos y a sus socios de la UCR: en el histórico terruño radical, gobernado hoy por el cacique Fayad, se sigue de cerca el comportamiento de la militancia, mucha de ella con empleo en la Comuna. Y, sin que nadie haya podido ver o escuchar y mucho menos tener la evidencia de un papel firmado que lo pueda sostener, corre un rumor que le hiela la sangre a más de uno: que aquel a quien se lo vea batallando en las filas cobistas tiene un futuro negro, más si depende del nido de la calle 9 de Julio.

Mientras esto ocurre, mientras Cobos revisa su estrategia, los demócratas comienzan a vivir tiempos de ansiedad, porque se ven con chances. Y el oficialismo las alienta. Porque una de las conclusiones que por el momento tiene Bollati es que la irrupción violenta de Cobos en la campaña, en el mano a mano con Jaque, no sólo no lo hizo crecer en las encuestas, sino que impactó en la franja de indecisos determinando que un porcentaje de ese universo opte por el PD, que es el que, en definitiva, puede cosechar el desencanto que hay con el oficialismo, pero lo divide con el frente de Cobos. Por eso el peronismo ve con buenos ojos esa posibilidad: si tiene que crecer el PD, que lo haga, pero a costa del voto cobosradical, no a expensas del PJ.

Así las cosas, y a medida que nos acercamos a la fecha crucial, todo indica que, en un posible escenario de un triple empate, las fichas serán jugadas en el primer distrito electoral y en especial en Capital, Las Heras, Guaymallén. Es que hoy, y sólo por hoy, según números de Bollati, el segundo y el tercer distrito se anulan, porque en el Este (segundo distrito) el peronismo se impone por unos 16 puntos sobre el frente de Cobos. A su vez, en el Valle de Uco (tercer distrito), el frente gana por el mismo margen. Pero en el Sur (cuarto distrito), Sanz le va ganando la pulseada al peronista Félix por unos diez puntos -hay que aclarar que el PJ niega estos datos y dice que son ellos los que ganan-, por lo que todo desemboca en el oasis norte, en el Gran Mendoza, el territorio de la contienda por excelencia. Algo equivalente a lo que fue la Operación Overload, en la Segunda Guerra Mundial. Se verá.

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Peras al olmo no, pero...

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Ni Jaque, ni Cobos, ni ninguno de los candidatos de hoy a legisladores nacionales y que seguramente aspirarán en dos años más a la gobernación o a la presidencia, nos salvarán de nuestros problemas y angustias del momento. En absoluto. Algo que es tan claro, sin embargo, no estaría nada mal hacérselos saber a ellos por si las dudas. No vaya a ser que alguien se crea un mesías o algo así y que eso le de derecho a no hablar de nada, como muchos lo están haciendo. Por favor.

En épocas electorales todos los ánimos se crispan. El de los candidatos, desde ya; el de sus partidos que los avalan; el de los dirigentes políticos expectantes que sin ser candidatos ven jugarse todo su futuro según el resultado. La paraonia reina y las visiones conspirativas están a la orden del día. Ahora bien, veintiséis años de democracia ininterrumpida en el país nos debería haber dado algo de madurez política, en especial a quienes se desgañitan por afirmar que después del 28 de junio todo el mapa electoral cambiará, que el país tomará otro rumbo y hasta que todo se derrumbará. Pero nada de eso ocurrirá. Es imposible que suceda tremendo impacto, cualquiera sea el resultado.

El punto que parece desvelarnos es la capacidad de los candidatos y la incertidumbre que nos transmiten sobre su desempeño una vez electos para lo que se postulan. La carencia de una estrategia basada en propuestas, en temas de debate. La falta de agendas cargadas de asuntos estratégicos nos desespera y la intelectualidad se toma de los pelos en los cafés frente a la decrepitud que reflejan los integrantes del menú.

La mayoría de edad democrática nos tendría que haber puesto en claro ya que no es un problema de los candidatos eso que a nosotros nos parece, con razón hay que decirlo, que les falta. El problema es de la sociedad, entendida también para lamento de muchos como una entelequia, una referencia obligada cada vez que hay que buscar o detectar demandas.  La sociedad es todo lo que somos, con tremendas desigualdades, con una brecha entre pobres y ricos que si no se ha expandido al menos continúa inmóvil desde aquellas mejoras sustanciales registradas en el ingreso ciudadano que se logró con el crecimiento del país hasta un par de años atrás. La sociedad está formada, a su vez, por las contradicciones típicas y esos rasgos hipócritas tan comunes entre sus individuos; también por una inclinación natural al olvido, a la memoria frágil y caracterizado por un desapego por los intereses colectivos notable.

Buena parte de la sociedad mendocina –algunos sondeos dirán que es el 50 por ciento– no se ha interesado por los comicios que se vienen. Y la pregunta es: ¿por qué debería ser grave? o, ¿por qué razón súper especial la gente debería estar ocupada y sólo concentrada en la elección legislativa, cuando hay otros temas a los que les da prioridad? y, en definitiva ¿sale alguien, del menú de candidatos, favorecido por la falta de interés y de apego ciudadano por cuestiones que se ocurren supuestamente tan cruciales?
Los candidatos con más chances, tanto del oficialismo como quienes se les oponen, no mueven ninguna aguja por sí por varias razones, como la falta de conocimiento que hay de ellos y la escasa voluntad que demuestran por hacerse conocer y por discutir. Pero en especial a la gente parece no interesarles lo que digan o lo que dejen de hacer, porque no logran interesarlos. Y es obvio, pero no dramático. No es dramático porque el pueblo logrará de a poco ir depurando las listas de los mismos partidos porque deberá depurar a si mismo su lista de prioridades, de valores, de urgencias. La sociedad, sin duda, tiene que ir en ese rumbo porque de lo contrario se suicidaría y los pueblos, ya se dijo profusamente durante los aciagos días de la crisis del 2001-2002, no se suicidan, sino que evolucionan.

Por otro lado, lo que aparece como obvio: los candidatos no interesan porque ninguno de ellos está hablando –y es poco probable que lo hagan– de lo que tendrían que hablar. A ver, ¿por qué nadie habla de seguridad, por caso? La problemática se transformó en tabú luego de la durísima condena que recibió Celso Jaque con aquella promesa no cumplida de bajar el 30 por ciento el nivel de delitos. Entonces, nadie toca el tema, por las dudas. No lo hacen por respeto ante las sobredimensionadas expectativas que puedan generar al meterse en ese terreno movedizo y traicionero. No. No lo hacen porque no hay ideas de lo que hay que hacer. Sólo voluntad, como la que tenía Jaque en el 2007 y como la tienen todos quienes hoy se postulan a alguna banca. Quién puede dudar de eso.

Pero tampoco nadie se ha puesto a trabajar en cómo salir de la encerrona a la que van los adolescentes sin alternativa para desempeñarse en el campo laboral por falta de horizontes; no se conoce ningún plan para evitar desde los primeros años de la escuela primaria las tendencias que apuntan a alimentar perfiles de abusadores sexuales, o de violadores y reducir el centenar de denuncias que día tras día se reciben en la Policía o en la línea 102 sobre esa problemática. La estrategia de los candidatos es la caminata, la salida a los barrios y, de lo posible, sólo con fotógrafos y camarógrafos, nada de periodistas insidiosos que les pregunten sobre lo que hicieron en el pasado o lo que van a hacer en el futuro. La campaña, y no hay que rasgarse las vestiduras por ello, discurre entonces en los medios eléctrónicos pero sólo como canal de fotos, eslóganes e imágenes, no de dichos, ni debates porque no existen, ya está dicho.

Pero de a poco, los candidatos deberán ser mejores. Y debe ser la misma sociedad la que dé los primeros pasos para mejorar los partidos, exigirles más compromiso y no hacerles la vida tan fácil. Tampoco se trata de un que se vayan todos, porque si algo tenemos de extravagante es que cuando parecemos explotar, como lo hicimos en la crisis que derivó en la caída de De la Rúa, vamos por todo para que ese todo mute en otras formas, en otras figuras, sin que cambie nada sustancial y nos engañemos por el maquillaje.

Ni Jaque, ni Cobos, ni ninguno de los candidatos de hoy a legisladores nacionales y que seguramente aspirarán en dos años más a la gobernación o a la presidencia, nos salvarán de nuestros problemas y angustias del momento. En absoluto. Algo que es tan claro, sin embargo, no estaría nada mal hacérselos saber a ellos por si las dudas. No vaya a ser que alguien se crea un mesías o algo así y que eso le de derecho a no hablar de nada, como muchos lo están haciendo. Por favor.

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Aguas infectadas

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En medio de slóganes y frases de ocasión, transcurre la "no campaña" política. El oficialismo busca protagonismo mientras que el frente cobosradical se muestra extrañamente con cierta inacción.

Se vienen días calientes. Sin un motivo de peso para discutir entre las principales fuerzas políticas y sus candidatos de cara al 28 de junio, mientras discurre una \"no campaña\", vacía de todo, aunque abundante en eslóganes y frases de ocasión, el oficialismo se prepara para ganar protagonismo, impulsado por una serie de encuestas en donde sus candidatos comienzan a aparecer con algunas chances que les han mejorado el ánimo y por cierta inacción que, extrañamente, vuelve a mostrar el frente cobosradical. Casi como un calco de lo que fue el último proceso electoral del 2007, el frente vuelve a ofrecer candidatos que en vez de explorar sus propias potencialidades y virtudes, se apuntalan en la figura del vicepresidente, esperanzados en que los conducirá a la gloria.

La agitación puede venir de la mano del propio oficialismo, el que pasaría a convertirse en una suerte de retador, cumpliendo el papel que deberían ocupar sus oponentes. Casi una rareza que, no obstante, puede significar también la frágil voluntad y ambición opositora por acceder al poder.

La embestida pondría en aprietos al candidato del frente Ernesto Sanz al volver a reeditarse el caso de los préstamos a las conserveras que otorgó el senador cuando conducía la intendencia de San Rafael, allá por el 2000. El caso nunca cerró y, en octubre pasado, se encendió en el Concejo Deliberante sureño, luego de conocerse un informe del Tribunal de Cuentas de la provincia que puso algunas sospechas a la operatoria ordenada por Sanz. Lo que todo indica que ahora ocurrirá será la puesta en práctica de una decisión política del peronismo de llegar hasta donde pueda para desbaratar las posibilidades electorales del radical. La estrategia apuntará a la Fiscalía de Estado por haber supuestamente cajoneado la investigación del derrotero de aquellos préstamos y a reabrir la causa desde lo judicial, porque entienden que no ha prescripto.

Todo se originó años atrás, cuando en medio de la crisis del 2000 al 2002, las conserveras en San Rafael pasaban por apremios financieros graves. El precio del durazno se caía y la cosecha se venía a pique. Sanz ordenó entregar casi un 1,5 millones de pesos/dólares y los repartió en un puñado de empresas sin que estas acreditaran garantías suficientes. El intendente no tenía la autorización del Concejo, condición que obtuvo meses después de la entrega del dinero. Las empresas no devolvieron los fondos y varias se declararon en quiebra y desaparecieron. El quebranto generó que el intendente tuviera que gestionar un endeudamiento para cubrir el bache financiero, porque le faltaría plata para sostener el funcionamiento del propio Estado. Sanz y los radicales que salieron en su defensa han desechado las acusaciones y creen ver, con razón por cierto, una intencionalidad adicional a la búsqueda del esclarecimiento del caso.

Como sea, el oficialismo se prepara para asestar el golpe en la legislatura y el debate será encabezado por un legislador sureño, conocedor de algunos detalles de las operatorias.

La campaña deambulará por esos carriles y sólo se estremecerá por casos como el descripto más arriba. Será una respuesta, obvia, al desafío del propio Sanz, cuando días atrás acusó al oficialismo de esconder a Jaque por la mala gestión que el PJ viene realizando.

Pero la reacción de la gente frente a los estímulos que recibe de los candidatos es acorde, como debe ser, a las vagas propuestas y a las nulas marcas identificatorias que poseen entre ellos. Ninguno habla de seguridad ni de educación ni de pobreza ni de ninguna estrategia posible que le permita a la provincia mejorar su posición en el contexto nacional.

El último sondeo del sociólogo Enrique Bollati marca claramente lo anterior en el comportamiento de la gente. No sólo no hay temas diferenciadores entre los candidatos, sino que tampoco se los conoce y este es el punto que hoy se les escapa a los partidos y a sus candidatos. Hay un caso curioso en el trabajo. Bollati intercaló en el menú de nombres de candidatos el de su hija, Celeste Sanfeliú, obviando el apellido, para desvincularla de la encuestadora. Celeste obtuvo un 7 por ciento de conocimiento que hasta se animó a dar una opinión sobre Celeste y apareció mezclada en la lista como candidata a legisladora nacional al lado de los reales, como Bermejo, Félix, De Marchi, Sanz, Leiva, Aguinaga, Manzur, Gómez de Erice y Cousinet.

El experimento sacó a la luz no sólo el escaso nivel de conocimiento que tiene la gente de los candidatos, sino también lo que el encuestador llamó \"el sesgo vergonzante\" de algunas personas que contestan afirmativamente cuando en realidad no saben claramente de quién están hablando.

Y también, que una importante porción de ciudadanos, a poco más de un mes de los comicios, cree que el 28 de junio votaremos a presidente y que se inclinará por Cobos.

Tomando los tres partidos mayoritarios, el PJ, el frente UCR-Cobos y el PD, sus candidatos son poco conocidos, a excepción de lo que pueda suceder en los departamentos en donde algunos de ellos son intendentes, por supuesto. A Adolfo Bermejo, según el trabajo, sólo lo reconoce 25 por ciento de los encuestados, mientras que 74 por ciento no sabe quién es.

El mayor nivel de desconocimiento se ha encontrado entre las mujeres, tengan estudios primarios o secundarios.
En el caso de Ernesto Sanz, la situación es un poco más complicada: sólo lo reconoce o recuerda como tal 17,8 por ciento de los consultados, mientras que 82,2 por ciento no sabe quién es.

Juan Carlos Aguinaga, el candidato a senador del PD, sufre una situación similar a la de Sanz: 17 por ciento lo reconoce, mientras que 83 por ciento no.

No hay propuestas, no hay ideas, no hay debate. ¿Por qué será? Pareciera que es una estrategia común el seguir en estas líneas y mientras menos hable el candidato mejor, no vaya a suceder que lo saquen de contexto o caiga en la trampa de alguna campaña conspirativa a través de los medios.

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